miércoles, 1 de abril de 2015

Los demonios

Una de las consecuencias de la reciente tragedia del siniestro del avión estrellado en los Alpes de Francia es la intervención recurrente en las tertulias de televisión y en casi todos los medios de expertos profesionales y representantes de la ciencia en lo que concierne a la mente y al comportamiento humanos, es decir, de psiquiatras y psicólogos. Vayan por delante mi condolencias y solidaridad con los familiares de las víctimas, entre las que incluyo a los padres del autor de la horripilante acción. Resulta curioso comprobar cómo en los tiempos modernos que vivimos estas profesiones han tomado el relevo a sacerdotes y religiosos que en el pasado realizaban el papel de consoladores y aliviadores. Se ha expresado y defendido casi de todo, desde la eximencia por enfermedad mental hasta la inimputabilidad; desde voces de alarma que llaman a un estado de alerta irracional por amenaza hasta voces serenas y tranquilizadoras que llaman al sentido común y a la confianza en las estadísticas de la aviación comercial. Desde el prisma de la fe conviene recordar algunos consejos divinos como el de que 'en vano vela la guardia si Dios no guarda' o el de que 'a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien'. En tiempos de Jesús, acaecieron también algunos sucesos trágicos en los que fallecieron decenas de personas, algunas asesinadas y otras, víctimas de catástrofes naturales, y la reacción del maestro por excelencia fue, en ambos casos, la misma, aclarar que la causa de que aquellas personas fueran víctimas de aquellas tragedias no radicaba en que fueran más culpables o más pecadoras que los demás y advertir de que, en cualquier caso, si no nos arrepentimos de nuestros pecados seremos también destruidos, en clara alusión al juicio final de Dios. Todo responde a un plan divino, y las causas de muchas de las tragedias de este tipo ya fueron apuntadas y atajadas por Jesús quien siempre fue a la raíz de los problemas, pero, desgraciadamente, en el paradigma racionalista y cientificista actual la existencia de los demonios se descarta y se tilda de absurda e irreal. Jesús echó fuera demonios que atormentaban a las personas y les hacían cometer muchos males. El perfil psicológico del copiloto del avión responde al de una persona endemoniada, presa de tormentos, víctima de depresión severa y muy necesitada de la genuina liberación que sólo Jesús puede dar, pues Él dijo: "he venido a liberar a los cautivos, a dar libertad a los quebrantados y oprimidos" y "nuestra lucha no es contra carne y sangre sino contra potestades y huestes de maldad que operan en las esferas celestes".
Jesús es el psicólogo de psicólogos, pero la ciencia no cree en Dios.

1 de abril de 2015                                         Vitoria-Gasteiz

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