viernes, 7 de mayo de 2021

Z''L

 Sirvan estas líneas para sumarme al dolor de los familiares de las víctimas del trágico suceso acaecido en Yesushalem (Yisrael) el pasado 30 de abril. Durante la celebración del Lag Baomer, una de las tradiciones religiosas judías, más de cien mil judíos jaredim se concentraron la madrugada del viernes en el Monte Meron, al norte de Yisrael, y al finalizar el acto, por causas que se desconocen e investigan, se produjo una avalancha mortal. Murieron, al menos, cuarenta y cinco personas, niños pequeños incluidos, y más de un centenar resultaron heridas, algunas de gravedad.



 Al parecer, el aforo era mucho menor del que se encontraba allí celebrando el evento, pero el hecho de que en otras ocasiones 
no hubiera ocurrido ninguna tragedia podría indicar que hubo alguna otra razón, ¿quién sabe si provocada? 




El caso es que en las redes, desgraciadamente, no han sido pocos los comentarios que se han cebado en críticas contra esta comunidad de judíos, cuyos miembros se han venido caracterizando por su disidencia contra las medidas restrictivas anti-covid de su gobierno y porque se están negando a la inoculación de los sueros de moda.  

Desde aquí quiero expresar todo mi apoyo, solidaridad y consuelo a los jaredim. Y a todas esas personas que les han reprochado su fervor religioso y la celebración de sus tradiciones les recuerdo aquellas palabras de Yahshúa (Jesús) que refirió a sus discípulos en cierta ocasión:

"¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. O aquellos dieciocho sobre los cuáles cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Yerushalem? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente" (Lucas 13:2-5)


Vitoria_Gasteiz                                         7 de mayo de 2021

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