miércoles, 16 de octubre de 2019

Esperando el Reino Mesiánico

La historia de José, hijo de Jacob, nieto de Isaac y biznieto de Abraham, es más o menos conocida. Fue vendido como esclavo a unos extranjeros por sus hermanos y llevado cautivo a Egipto, donde tras  muchas tribulaciones, entre ellas cárcel y oprobio, terminó como máximo gobernador del país, siendo mano derecha del Faraón y a la postre benefactor de sus propios hermanos, que le habían despreciado, y de toda  su familia hebrea. La historia suele ser usada como analogía de la vida de Jesucristo, quien a pesar de que vivió haciendo el bien por el prójimo sufrió el desprecio de los hombres de su época, fue castigado a la pena de muerte y finalmente, con su expiación, perdonó los pecados a todas aquellas personas que deciden creer en él. Pero la historia de José revela otra enseñanza más. Antes de ser vendido como esclavo, José se caracterizó por la obediencia a su padre Jacob, quien lo tenía por hijo predilecto, lo cuál suscitaba celos y envidia en el resto de sus hermanos. José les narraba sus sueños de grandeza como, por ejemplo, el de los manojos de espigas que se doblaban ante la suya, que permanecía erguida y aunque ellos reaccionaron con desprecio, burla y venganza, la 
historia muestra que se cumplieron. 




Análogamente está sucediendo con la nación de Israel. Dios la eligió para cumplir un cometido (ser portadora de la Toráh, la Ley de Dios), no  porque fuera mejor que las demás naciones sino porque Dios es Soberano, e Israel ha sido una nación perseguida, humillada, dispersada y cuasi-aniquilada a lo largo de la historia, y aún hoy las naciones que la rodean y otras quieren eliminarla. 





Pero como sucedió con la historia de José, vendrán tiempos en que será empoderada y todas las naciones de la Tierra se sujetarán al reino del Israel restaurado, donde estará el trono del Rey de reyes y Señor de señores, el Mesías, quien regresará y regirá la Tierra para beneficio de todos sus habitantes, es decir, de los mansos, quienes la heredarán. 




¡Gloria y honra a Yahoshúa Hamasiaj (Jesús el Mesías)! 
¡Y toda la adoración a Yahwéh, el Creador del Universo y único Elohim!

!ברוך אתה יהוה אלהינו מלך העולם

Mientras tanto, sigamos dejándonos usar por Dios para provocar a celos a nuestros hermanos judíos y para que se arrepientan y guarden los mandamientos de Dios y reconozcan a Jesús como el Mesías que esperan.

Un recomendable sitio para seguir aprendiendo:

https://sendaantigua.net/

16 de octubre         Vitoria-Gasteiz

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