miércoles, 5 de noviembre de 2014

Digno de toda gloria

El reciente alta de Teresa Romero, la paciente de ébola atendida en el Hospital Carlos III de Madrid, cuyo caso ha estado fuertemente mediatizado durante el último mes y medio, ha puesto de manifiesto, entre otras cosas en las que no entro, el gran contraste existente entre las declaraciones de Teresa y las de los portavoces de los diversos servicios médicos del extenso equipo de profesionales sanitarios que la han atendido. Mientras éstos se limitan a agradecer el esfuerzo y el trabajo de todos los profesionales sanitarios que han dado todo de sí durante estos días para que Teresa sanara y superara el ataque del virus y, en definitiva, a echarse flores sobre ellos mismos, Teresa ha querido, en primer lugar, en su breve comparecencia ante los medios, agradecer a Dios, de forma sentida, su milagrosa restauración. Por supuesto que también ha agradecido el tesón y la entrega de todas las personas que la han cuidado estos días, pero a ellas, parece ser, Teresa las ve como instrumentos que Dios ha utilizado para sanarla. Considero su testimonio digno de elogio, y su confesión de no guardar rencor de ningún tipo hacia quienes le han acusado de incompetencia o de mentirosa, es todo un ejemplo a seguir. Desde estas líneas me uno a esa actitud de Teresa, a la que deseo todo lo mejor en su vida y le pido al Dios que la ha sanado que la bendiga mucho. Gloria y honra a Dios.




5 de noviembre de 2014                                Vitoria-Gasteiz


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