lunes, 24 de febrero de 2014

La pobreza energética

El drama de miles de familias que, víctimas de la injusticia socioeconómica y de la ineficacia gubernamental, no pueden pagar la factura de la luz ni del gas, suministros cuyo consumo es necesario en la sociedad moderna actual para sobrevivir con dignidad un invierno,  debería bastar para tocar las conciencias de nuestros gobernantes. Pero creo que es mucho pedir, habida cuenta de que ni siquiera lo han podido hacer los desahucios o que millones de personas carezcan de ingreso alguno. En este asunto es posible incluso rizar el rizo y muchas familias se verán obligadas por ley a pagar a sus instaladores la revisión bianual de unas calderas de gas que no han podido utilizar por carecer de ingresos para hacer frente a la factura o  por destinar los pocos que tienen a otras primordiales como la alimentación y el pago de la hipoteca o alquiler de su casa. Antiguamente, al menos, uno podía ir al monte a por leña para calentarse en casa con fuego, pero dicen que esto es inviable y va contra el progresoUno se pregunta cómo es posible que un Estado haga dejación de sus genuinas funciones como organizador social y permita que sus ciudadanos no puedan satisfacer con dignidad sus necesidades básicas de abrigo y sustento. Probablemente el siguiente paso sea la explotación mercantilista de recursos como el agua y los cereales. En otras partes del planeta hace tiempo que sucede.

Diario de Noticias de Álava    18 de febrero   Cartas al Director

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