viernes, 23 de septiembre de 2022

¿Está abolida la Toráh (Ley) para los seguidores de Yeshúa (Jesús)?

En el siguiente enlace puede leerse uno más de los tantos alegatos que hacen algunos miembros de la cristiandad para defender su errada tesis de la abolición de la toráh (ley o instrucción divina), más concretamente el realizado por Pablo Blanco Sarto, filósofo, doctor en Filosofía y Teología y sacerdote romanista. 

 


La ley mosaica está abolida para el cristiano


Para refutar la citada tesis bastarían las palabras de Yeshúa (Jesús) "No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir" recogidas en Mateo 5:17, pero nos extenderemos un poco más.

Afirma Pablo Blanco en su artículo que el conocido comentador G. H. Lacy está en lo cierto cuando dice que "La substancia de la parte moral de la ley de Dios, ha estado en vigor desde la eternidad, y sus obligaciones siempre pesaban en la vida de los hombres aun cuando no tuviesen todavía la forma de esta ley dada en el Sináy" y estamos de acuerdo.
 


 
Nos recuerda también Pablo Blanco que, según Juan C. Varetto en su libro Refutación del Adventismo (página 90),  "La ley moral es aquella que Dios ha escrito en el corazón de cada hombre, pero en esta ley no está escrito que se debe descansar la séptima parte del tiempo, ni mucho menos que esa parte tenga que ser necesariamente el sábado" y que, según el mismo autor, "El salvaje que roba o mata siente que su conciencia le acusa de haber hecho mal, aunque nada sabe del Decálogo. ¿Por qué? Simplemente porque el Creador ha grabado en lo más íntimo de su ser los mandamientos que dicen: No matarás, no codiciarás. Son preceptos morales que los conoce por la luz de la conciencia sin que nadie se los haya enseñado. Pero jamás la paz de un salvaje ha sido perturbada por no guardar el sábado. Este asunto no ocasiona conflictos de conciencia sino entre judíos y sabatistas. De ahí se deduce que la ley sabática no es de carácter moral, sino religioso y ceremonial".


Sin embargo, parece que Pablo Blanco no se ha percatado de que la argumentación de Juan C. Varetto pasa por alto que si un asesino o un ladrón pueden llegar a cauterizar su conciencia hasta tal punto que ya no oyen su voz cuando les acusa por sus crímenes,  también del mismo modo los seres humanos han podido acallar a su conciencia cuando les recuerda que "el Todopoderoso bendijo y santificó el día séptimo" (Génesis 2:3).  
Por tanto, el hecho de que la paz de un salvaje o de un civilizado no se perturbe por no guardar el Shabát no es argumento válido para sostener que ese precepto no forma parte de la Ley moral sino de la religiosa, ritual o ceremonial.



Cuando Shaúl (Pablo) escribe que "sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente y que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas,  para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores , para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana enseñanza" (1 Timoteo 1:8-10) deja entrever que los justos (que lo son por fe) no la transgreden sino que, como la obedecen y la guardan, no era necesario que se le diera por escrito.
La salvación es solo por gracia y por la fe en Yeshúa (Jesús) el Mesías, pero si la fe me lleva a desobedecer a discreción la Ley moral del Todopoderoso entonces "esa fe está muerta" (Jacobo 2:17) y se pierde la salvación, tal y como afirmó Shaúl (Pablo) cuando dijo "golpeo mi cuerpo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado (de la carrera de la fe)" (1 Corintios 9:27).
Es decir, solo la fe salva y esa fe nos induce a obedecer la Ley moral, de la que los mandamientos de guardar el Shabát y de comer alimentos no inmundos también forman parte (Levítico 11).
El hecho de que no podamos obedecer la Ley al cien por cien, debido a nuestra naturaleza pecaminosa heredada de Adam, no es  una licencia para desobedecerla de forma discrecional ni para sostener, como hace Pablo Blanco, que una vez que vino el Mesías (Cristo) ya nada tenemos que ver con la Ley.



El justo, que lo es por la fe en el Mesías, guarda la Ley por amor al Todopoderoso y sabe que cuando peca, si se arrepiente, "ninguna condenación hay para los que están en Yeshúa el Mesías" (Romanos 8:1). Cuando Shaúl (Pablo) afirma que "con el Mesías estoy juntamente crucificado" y ahora "el Mesías vive en mí" deja claro que consecuentemente sus obras no podrán ser las propias de un desobediente a la Ley, puesto que el Mesías es el modelo de obediente a la ley, y éste vive en él. 


Se ha malinterpretado a Shaúl (Pablo) cuando dice que "ahora estamos libres de la ley, habiendo muerto aquella en la cual estábamos retenidos". Lo que quiere decir es que ahora, por el sacrificio del Mesías, estamos libres de la condenación que la ley nos imponía cuando la desobedecíamos, es decir, libres de la muerte segunda, pero no que estemos libres de la Ley en el sentido de que no nos atañe.

En definitiva, estamos en total desacuerdo con la conclusión del articulista Pablo Blanco y si ser cristiano es sostener que ya podemos desobedecer la Ley del Todopoderoso siempre que queramos, entonces NO somos cristianos sino yisraelitas (injertados).




En los siguientes enlaces puedes acceder a una serie muy recomendable de tres vídeos con formato de documental que trata acerca de las cartas de Shaúl (Pablo) y que da una interpretación más ajustada desde el punto de vista de la historicidad que la que le ha dado la tradición del catolicismo a través de los llamados "padres de la iglesia".

 Capítulo 1                    Capítulo 2                             Capítulo 3


Un buen sitio recomendable para seguir aprendiendo:

www.sendaantigua.net



Vitoria-Gasteiz                               23 de septiembre de 2022

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