martes, 27 de septiembre de 2022

Yom Teruáh 5783 (Día de las trompetas 2022)

 

Hoy día 27 de septiembre de 2022, al atardecer, por tanto, 1 de tishrei o 28 de septiembre, se ha visto en Israel la luna nueva del mes séptimo (tishrei) del calendario bíblico y, por tanto, los yisraelitas celebramos la fiesta de las trompetas (Yom Teruáh).  

The New Moon was sighted from Israel this evening, Tuesday, 27 September 2022! 

* From Jerusalem at 6:42pm by Devorah Gordon, followed by Gil Ashendorf, Tchiya Jenkins, Egel Osmundsen, Joy Collins Lyle, Andreas Wasty, John Grant, James Kennedy, Batel, and 2 other people.

* From Tiberias at 6:40pm by Dennis Chkolnik, followed by Maureen Chkolnik.

* From Maale Adummim at 6:45pm by Roy Hoffman, Misha Shpitz, and Josh Becker.
 
This means that sunset on September 27, 2022 marks the beginning of the new month. Be sure to keep track of what number month this is, based on when you started the new year.
 
The photo at the top of this report was taken from our observation point in Jerusalem this evening.

 
"Habla a los hijos de Yisrael y díles. En el mes séptimo, al primero del mes tendréis día de reposo (Shabát), una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación. 
Ningún trabajo de siervos haréis, y ofreceréis ofrenda encendida a Yahwéh. 

También habló Yahwéh a Moshéh (Moisés), diciendo: A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación (Yom Kipur); tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Yahwéh. Ningún trabajo haréis en este día, porque es día de expiación (Yom Kipur) , para reconciliaros delante de Yahwéh, vuestro Elohim (Poderoso o Dios)".  (Levítico 23:24-28)

En el siguiente enlace puedes oír el sonido del shofar de Yom Teruáh 

Sonido del shofar

Lo que sigue es una adaptación de un texto que puede leerse en la web que  aparece al final del mismo: 

Yom Teruah y Yom Kipur son fiestas que anuncian la segunda venida de Yeshúa el Mesías. Yom Teruah es el clamor que se oye a media noche cuando se escucha: "¡Ahí viene el novio!". Cuando Yeshúa habló acerca de las señales antes del fin y de su regreso dijo: 

"E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas" (Mateo 24:29).


Después agregó: 

"Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro". (Mateo 24:30- 31).

Leemos también en la Biblia: 

"Porque el Adón (Amo) mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Elohim (Dios), descenderá del cielo; y los muertos en el Mesías resucitarán primero".  

(1 Tesalonicenses 4:16). Esta es la señal o la manifestación.

La última fiesta de Yom Teruáh, será el último aviso; por eso se llama la fiesta de la última trompeta, es decir que nunca más se avisará que el Mesías viene. En Yom Teruáh se aclama la venida del Adón (Amo) con trompeta y nunca más. ¡Estemos en alerta! ¡Yeshúa vuelve! Seremos salvados y glorificados; tendremos un cuerpo nuevo. El pecado no podrá nunca más contra nosotros. Vendrá un día en que se celebrará el último Yom Teruáh, y vendrá un día en que se celebrará el último Yom Kipur, que es día de expiación. Ese día se separan los cabritos de los corderos. Ya no esperaremos otro año para celebrar Yom Kipur porque será el último. Y está próximo este tiempo. Es por eso que la iglesia cristiana se está despertando a esta celebración y es porque Yahwéh nos quiere enfocados en esas cosas en las que quiere que tengamos puesto nuestro norte. ¡Pongamos nuestra mirada en el Adón (Amo), [pues somos yisraelitas injertados]!

 

Un buen sitio recomendable para seguir aprendiendo:

www.sendaantigua.net


 Vitoria-Gasteiz              27 de septiembre de 2022      

viernes, 23 de septiembre de 2022

¿Está abolida la Toráh (Ley) para los seguidores de Yeshúa (Jesús)?

En el siguiente enlace puede leerse uno más de los tantos alegatos que hacen algunos miembros de la cristiandad para defender su errada tesis de la abolición de la toráh (ley o instrucción divina), más concretamente el realizado por Pablo Blanco Sarto, filósofo, doctor en Filosofía y Teología y sacerdote romanista. 

 


La ley mosaica está abolida para el cristiano


Para refutar la citada tesis bastarían las palabras de Yeshúa (Jesús) "No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir" recogidas en Mateo 5:17, pero nos extenderemos un poco más.

Afirma Pablo Blanco en su artículo que el conocido comentador G. H. Lacy está en lo cierto cuando dice que "La substancia de la parte moral de la ley de Dios, ha estado en vigor desde la eternidad, y sus obligaciones siempre pesaban en la vida de los hombres aun cuando no tuviesen todavía la forma de esta ley dada en el Sináy" y estamos de acuerdo.
 


 
Nos recuerda también Pablo Blanco que, según Juan C. Varetto en su libro Refutación del Adventismo (página 90),  "La ley moral es aquella que Dios ha escrito en el corazón de cada hombre, pero en esta ley no está escrito que se debe descansar la séptima parte del tiempo, ni mucho menos que esa parte tenga que ser necesariamente el sábado" y que, según el mismo autor, "El salvaje que roba o mata siente que su conciencia le acusa de haber hecho mal, aunque nada sabe del Decálogo. ¿Por qué? Simplemente porque el Creador ha grabado en lo más íntimo de su ser los mandamientos que dicen: No matarás, no codiciarás. Son preceptos morales que los conoce por la luz de la conciencia sin que nadie se los haya enseñado. Pero jamás la paz de un salvaje ha sido perturbada por no guardar el sábado. Este asunto no ocasiona conflictos de conciencia sino entre judíos y sabatistas. De ahí se deduce que la ley sabática no es de carácter moral, sino religioso y ceremonial".


Sin embargo, parece que Pablo Blanco no se ha percatado de que la argumentación de Juan C. Varetto pasa por alto que si un asesino o un ladrón pueden llegar a cauterizar su conciencia hasta tal punto que ya no oyen su voz cuando les acusa por sus crímenes,  también del mismo modo los seres humanos han podido acallar a su conciencia cuando les recuerda que "el Todopoderoso bendijo y santificó el día séptimo" (Génesis 2:3).  
Por tanto, el hecho de que la paz de un salvaje o de un civilizado no se perturbe por no guardar el Shabát no es argumento válido para sostener que ese precepto no forma parte de la Ley moral sino de la religiosa, ritual o ceremonial.



Cuando Shaúl (Pablo) escribe que "sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente y que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas,  para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores , para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana enseñanza" (1 Timoteo 1:8-10) deja entrever que los justos (que lo son por fe) no la transgreden sino que, como la obedecen y la guardan, no era necesario que se le diera por escrito.
La salvación es solo por gracia y por la fe en Yeshúa (Jesús) el Mesías, pero si la fe me lleva a desobedecer a discreción la Ley moral del Todopoderoso entonces "esa fe está muerta" (Jacobo 2:17) y se pierde la salvación, tal y como afirmó Shaúl (Pablo) cuando dijo "golpeo mi cuerpo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado (de la carrera de la fe)" (1 Corintios 9:27).
Es decir, solo la fe salva y esa fe nos induce a obedecer la Ley moral, de la que los mandamientos de guardar el Shabát y de comer alimentos no inmundos también forman parte (Levítico 11).
El hecho de que no podamos obedecer la Ley al cien por cien, debido a nuestra naturaleza pecaminosa heredada de Adam, no es  una licencia para desobedecerla de forma discrecional ni para sostener, como hace Pablo Blanco, que una vez que vino el Mesías (Cristo) ya nada tenemos que ver con la Ley.



El justo, que lo es por la fe en el Mesías, guarda la Ley por amor al Todopoderoso y sabe que cuando peca, si se arrepiente, "ninguna condenación hay para los que están en Yeshúa el Mesías" (Romanos 8:1). Cuando Shaúl (Pablo) afirma que "con el Mesías estoy juntamente crucificado" y ahora "el Mesías vive en mí" deja claro que consecuentemente sus obras no podrán ser las propias de un desobediente a la Ley, puesto que el Mesías es el modelo de obediente a la ley, y éste vive en él. 


Se ha malinterpretado a Shaúl (Pablo) cuando dice que "ahora estamos libres de la ley, habiendo muerto aquella en la cual estábamos retenidos". Lo que quiere decir es que ahora, por el sacrificio del Mesías, estamos libres de la condenación que la ley nos imponía cuando la desobedecíamos, es decir, libres de la muerte segunda, pero no que estemos libres de la Ley en el sentido de que no nos atañe.

En definitiva, estamos en total desacuerdo con la conclusión del articulista Pablo Blanco y si ser cristiano es sostener que ya podemos desobedecer la Ley del Todopoderoso siempre que queramos, entonces NO somos cristianos sino yisraelitas (injertados).




En los siguientes enlaces puedes acceder a una serie muy recomendable de tres vídeos con formato de documental que trata acerca de las cartas de Shaúl (Pablo) y que da una interpretación más ajustada desde el punto de vista de la historicidad que la que le ha dado la tradición del catolicismo a través de los llamados "padres de la iglesia".

 Capítulo 1                    Capítulo 2                             Capítulo 3


Un buen sitio recomendable para seguir aprendiendo:

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Vitoria-Gasteiz                               23 de septiembre de 2022

martes, 13 de septiembre de 2022

Viaje de vuelta del pueblo en bicicleta 2022

Antes de leer este relato, te recomiendo la lectura en el siguiente enlace  del correspondiente al Viaje de ida al pueblo en bicicleta 2022

El mes de agosto estaba finalizando, las fiestas del pueblo ya habían terminado y los forasteros que venimos de vacaciones ya estaban regresando a sus lugares de residencia habitual. 

Este año el regreso a casa en bicicleta lo he tenido que realizar en soledad. La bicicleta de mi hijo había terminado de estropearse durante la estancia y decidimos que lo mejor era que él hiciera la vuelta en autobús, lo que hizo el día 21 de agosto, forzado también por el comienzo de sus entrenamientos deportivos el día 22 del mismo mes. Así pues, pasados unos días, concretamente el día 24 de agosto, a eso de las 7:00 a.m. emprendí la marcha de la vuelta a casa. 

Del pueblo a Toro el trayecto matinal, en pleno alba, es realmente sobrecogedor. El silencio, la frescura y los colores de la luz del amanecer embargan a cualquiera, llevándole a un estado cuasi-místico. Había decidido regresar a casa por el mismo camino que el de la ida, con la excepción del tramo del Canal de Castilla, que tenía planeado sustituir por otro recorrido. De Toro a Morales de Toro y de ahí a Wamba, pasando antes por Casasola de Arión, Villalbarba, Mota del Marqués, Adalia  y Torrelobatón. 

Como recordaba la ubicación de la fuente en la plaza de Mota del Marqués, decido detenerme para proveerme y refrescarme un poco.

El día se presentaba caluroso. Una vez llegado a Wamba, aunque era un poco pronto, me paro a comer en el mismo lugar que en la ida, es decir, en un césped, bajo unos árboles y cerca de la fuente próxima a la carretera, en la salida del pueblo en sentido a Valladolid capital. 


Tras el receso, emprendo la marcha hacia la ciudad, atravesando una gran explanada antes de llegar a Zaratán. A la entrada de Valladolid, me topo con un control de tráfico  de la Guardia Civil. Los coches se apelotonan y van reduciendo su velocidad hasta que llegan a la altura de los agentes, quienes les hacen algunas preguntas a los conductores. Al llegar mi turno, les saludo con un ¡buenos días! desde mi bicicleta, y ellos me miran con cierto desdén limitándose a espetarme ¡Continúe!, lo que hago con sumo agrado, para perderlos de vista cuanto antes. Siento vergüenza al pensar que antes, en la vieja normalidad tenía en cierta estima a las llamadas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en el sentido de que creía que eran servidores públicos cuya labor ponía como prioritaria la defensa de los derechos y libertades del pueblo recogidos en la Constitución. Pero estos últimos dos años y medio vividos desde el día en que se declaró la falsa pandemia han servido para quitarme la venda que tenía en los ojos y percatarme de que no son sino herramientas y esbirros de unas minorías financieramente muy poderosas, a las que sirven y obedecen, incluso aun cuando la labor que les obligan a desempeñar vaya en contra del pueblo. Al escribir estas palabras constato cuán difícil es guardar los mandamientos de Yahwéh, quien nos manda amar incluso a nuestros enemigos.

Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;  para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?  Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?  Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. (Mateo 5:44-48)

Entro en la ciudad por el noroeste y con ayuda del mapa digital busco la salida hacia el este para abandonar cuanto antes esta selva de celdas de hormigón, auténticas cárceles de esclavos. Pronto me incorporo a la carretera provincial VA-113 que me conduce a Cabezón de Pisuerga. Aquí tengo que esperar para cruzar un puente de piedra debido a que es solo de una vía y doble sentido y se ha de respetar el turno controlado por un semáforo. 

Aprovecho la espera para consultar por el camino a seguir para llegar al camping Cubillas de Santa Marta a un motorista que hacía lo propio. Su detallada respuesta me sirvió para evitar el Canal de Castilla y acceder al camping a través de la vía de servicio que discurre paralela a la autovía de Castilla. Eran cerca de las 17:00 y ya me encontraba en el camping. Tras la pertinente colocación de la tienda de campaña y la ducha, decido ir a darme varios chapuzones en la piscina del camping, lo que me trae muchos recuerdos de mis andanzas y ciclo-viajes por toda la península ibérica hechos en la juventud.


Después opto por una buena siesta o tumbada en la esterilla en la parcela donde estoy acampado, bajo unos aliantos o más conocidos como árboles del cielo.

Al día siguiente, salgo un poco menos temprano, a eso de las 8:00 a.m. y, 

tras pasar Valoria la Buena y Cubillas de Cerrato, enseguida observo en el cielo las dichosas estelas químicas, más conocidas por su vocablo inglés, chemtrails, que los ingenuos describen como cirros o estelas de agua de condensación, pero que en realidad son aerosoles con micropartículas metálicas de aluminio, escandio, etc. y sustancias como el yoduro de plata con las que los aviones civiles y militares llevan fumigando desde hace decenios los cielos de gran parte del planeta con espurios objetivos de geoingeniería y de control climático, todo ello por orden de esas minorías poderosas antes aludidas y con la aquiescencia de los gobiernos de los países desarrollados que les sirven y legislan para que el genocidio sea legal. 


Tras atravesar Cubillas de Cerrato prosigo la matutina y soleada marcha hasta Cevico de la Torre que, al parecer, estaba en fiestas. 


Aquí me sorprende un vistoso y colorido mural pintado en una de las fachadas de un edificio del pueblo que acertadamente rezaba: No envejezcáis matando al niño que lleváis dentro. La lectura del lema supuso un acicate para seguir mi ciclo-marcha, pues siempre he considerado que esto de viajar en bici no es sino una manera de dar vida a ese niño que llevo dentro.

Me esperaba luego un perfil duro desde Baltanás, donde me refresqué en la misma fuente que en la ida, hasta Tabanera de Cerrato, pasando antes por Valdecañas de Cerrato, donde me topé con un bonito mirador dedicado al ilustrado y a la vez campechano escritor Miguel Delibes y que incluía un más que coqueto y original banco impreso. 



Se estaba acercando la hora de comer y tras el desvío por la N-622 llego a Peral de Arlanza a eso de las 14:00, donde pregunto acerca del acceso al río a una joven adolescente que iba en sus patines por el pueblo. Tras seguir sus indicaciones me encuentro con un plácido merendero a la orilla del río y un precioso arbolado en el que los jóvenes del pueblo han colocado una especie de tirolina para lanzarse al río a lo tarzán. Aquí converso un poco con un abuelo y su nieto de tres años que repite una y otra vez cada frase que yo le digo. A esta edad son como esponjas- comento a su abuelo. Al poco, se van a comer a su casa y me quedo solo en el edénico lugar, lo que aprovecho para darme en el río uno de los baños más espléndidos de mi vida, y eso que me he dado muchos. El agua está limpia, la temperatura es buena, el sol me acaricia y los árboles me rodean a ambas orillas. ¡Qué más se puede pedir en un día caluroso del estío!  La situación me evoca uno de los grandes pasajes de la Biblia:

Yahwéh es mi pastor, nada me faltará; en lugares de delicados pastos me hará descansar, junto a aguas de reposo me pastoreará, confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. (Salmos 23:1-3)

¡Gracias Yahwéh!




Tras comer un buen bocata y unos frutos secos, emprendo la vespertina marcha que se fue convirtiendo poco a poco en una cierta penitencia, por el calor, el duro perfil pero, sobre todo, por el viento en contra. 

Santa María del Campo, Ciadoncha, Presencio, Villagonzalo de Pedernales y, por fin, Burgos, donde llego a eso de las 19:00. Circulo por las calles de Burgos hasta el centro de la ciudad donde diviso al fondo la catedral y de allí voy siguiendo el río Arlanzón por un carril bici que me conduce hasta el camping Fuentes Blancas


Decido acampar, ¡cómo no!, en la misma parcela junto al edificio de los servicios y duchas, que hasta el momento siempre ha estado libre cuando visito este camping. Aún me da tiempo para acercarme en bici, pero sin el peso de las alforjas, hasta un supermercado para comprar la cena y el desayuno del día siguiente. Tras telefonear a la familia y comunicarme con mis hijos por Telegram, ceno y me voy a dormir y a descansar de la dura etapa del día.

Por la noche y desde mi saco de dormir, oigo cómo está acampando en la parcela contigua un campista tardío. A la mañana siguiente me levanto temprano y observo que el campista de al lado ya ha recogido sus bártulos y se ha marchado. Hago lo propio y a eso de las 8:00 a.m estaba saliendo de Burgos por la N-1.

Villafría, Rubena y Quintanapalla iban quedando atrás. De repente, una marcha interminable y ruidosa de motoristas me adelanta. Iban con sus oscuros atavíos y uniformes, sus adornos antisistema y banderas de toda índole. Emplearon varios minutos en adelantarme y no pude deshacerme del pensamiento que se me había formado en la mente, relacionado con la evidente contradicción existente entre su organizado acto multidudinario, rebelde y de libertad y la permanente asistencia y control de la policía que presidía la marcha y la escoltaba. Aunque yo me trasladaba en una simple bicicleta me sentía mucho más libre y antisistema que ellos. ¡Ja, ja, ja!

Pronto llegué a Monasterio de Rodilla, donde paré a beber agua en la fuente de nuestra salvación o nuestro pozo de Yaakov, que tanto nos bendijo en la ida.

Aun así, en estas fuentes casi siempre recuerdo las palabras de Yeshúa: Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed —respondió Yeshúa—,  pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna. (Juan 4:13-14)

Continúo la marcha atravesando Prádanos de Bureba, Briviesca, Cubo de Bureba y llego a Pancorbo a eso de las 13:00. 



Me dirijo raudo al merendero que ya conozco y disfruto de las vistas y, sobre todo, de un buen refrigerio. 


Mientras me alimento, intento recapitular y adquiero consciencia de que llevo casi tres días de soledad. He atravesado más de trescientos kilómetros y me impresiona la gran cantidad de superficie deshabitada por la que he ido transitando. El pensamiento me hace recordar un sorprendente dato que he leído recientemente en las redes sociales y que está relacionado con otro de los bulos actuales: la superpoblación del planeta. 

Y es que si se alojara a toda la población mundial (aproximadamente 7.974.121.900 habitantes) en la isla de Nueva Zelanda, cuya superficie aproximada  es de 268.838 kilómetros cuadrados, se obtendría una densidad poblacional de 29.661 habitantes por kilómetro cuadrado, es decir, una densidad de población similar a la que existe actualmente en el famoso barrio Manhattan de Nueva York. ¡Cosas más extrañas veredes, amigo Sancho!  (*)

Sumido en estos pensamientos, decido no echar siesta y emprendo con ganas la marcha hacia Vitoria, pues ya me quedaba poco.

Paso por Ameyugo y me desvío a Orón abandonando la N-1. Atravieso pronto la ciudad de Miranda de Ebro por la Avenida de Logroño 

para continuar por la carretera BU-740 y entrar enseguida en la Comunidad Autónoma Vasca por la A-3126 hasta Berantevilla. 


Paro para beber agua y alimentarme un poco y prosigo hasta Treviño, Franco, Ventas de Armentia y Puerto de Vitoria, que corono a eso de las 18:30, después de haber repostado en la fuente de agua que hay en el lado burgalés. 



Aprovecho para hacer unas fotos y dar las gracias al Todopoderoso Yahwéh por haberme guardado hasta aquí sin contratiempos, averías ni desgracias y por haberme bendecido tanto. 



Luego, me dejo caer puerto abajo y llego a casa, en Vitoria, a eso de las 19:00.

El objetivo estaba cumplido y mi alma estaba muy agradecida. ¡Gloria a Yahwéh!

¡Halelu-Yah!



(*) Noticia relacionada posterior a la redacción de este relato aquí

Vitoria-Gasteiz                                      13 de septiembre de 2022


Viaje de ida al pueblo en bicicleta 2022

 Por segundo verano consecutivo mi hijo y yo decidimos ir al pueblo en bicicleta y seré sincero, si bien, de siempre he sido un amante de los viajes en bici, este año  la decisión también ha estado motivada menos por el deseo de disfrutar de otra aventura que por la absurda, insalubre y humillante normativa legal que nos obliga a usar un bozal para poder viajar en transporte público.  

Salimos de casa la mañana del 2 de agosto de 2022 a eso de las 7:00 a.m. y lo hemos hecho con cierto recelo, dado que la bici de mi hijo, aunque estaba recién revisada en un taller, producía algunos ruidos sospechosos.

Seguimos la misma ruta que el pasado año: puerto de Vitoria, Ventas de Armentia, Franco, Treviño y pronto ya estábamos en Berantevilla, donde llegamos tras un transitar silencioso por la intriga que nos causaban los sospechosos ruidos mecánicos y donde paramos para comer algo de fruta y proveernos de agua. Aquí la nectarina ingerida me removió las tripas y tuve que clavar una estaca en un matorral cercano al arcén de la carretera. ¡Por eso siempre hay que llevar algo de papel higiénico o agua, al menos! 

Seguimos hasta Miranda de Ebro donde hicimos alguna foto en el puente de Carlos III. 


De allí, por la carretera de Orón continuamos hasta Ameyugo y un poco más adelante, sobre las 11:30, ya estábamos en Pancorbo. Paramos a comer en el merendero que tan oportunamente nos recibió el pasado año


y, tras el almuerzo, decidimos echar una buena siesta hasta casi las 16:00. A pesar del calor, emprendimos la marcha y poco a poco avanzamos por la N-1 hasta Briviesca, pasada la cuál, tuvimos que hacer una parada por el agobiante calor. Tras el descanso y conscientes de que si queríamos llegar a Burgos debíamos continuar la marcha, empezamos a pedalear y enseguida llegamos a Monasterio de Rodilla donde nos topamos con una espléndida fuente con cuatro caños que vertían agua a chorro y que consideramos nuestra salvación y un regalo del cielo, ya que nos hallábamos realmente agotados y un poco deshidratados. ¡Fue nuestro pozo de Yaakov!




Casi nos sumergimos de cabeza en la fuente y dimos gracias al Todopoderoso por el agradable hallazgo. Una vez repuestas las fuerzas, de aquí hasta Burgos el pedaleo fue más ameno, aunque siempre molesto por los ruidos de la bici de mi hijo. En Burgos acampamos otra vez en el camping Fuentes Blancas e incluso en la misma parcela que la del año pasado, cerca de los servicios y duchas.

Tras la cena decidimos planificar la segunda etapa por una ruta diferente a la del año anterior; en vez de seguir el Camino de Santiago, esta vez, iríamos más hacia el sur de la provincia. Nos acostamos pronto. Al día siguiente, llevamos la bici temprano por la mañana a un taller a que la revisaran otra vez. Nos la devolvieron a eso de las 13:00 y emprendimos la marcha, ya muy tarde. Salimos de Burgos hacia Villagonzalo de Pedernales, Presencio, Ciadoncha y Santa María del Campo, donde paramos para comer y coger agua. 

Tras el descanso retomamos la marcha y por la N-622 junto al río Arlanza, dejamos a un lado el pueblecito Peral de Arlanza, y continuamos hasta el cruce con la P-131, donde nos desviamos al sur, evitando así una amenazante tormenta que se vislumbraba por el norte de Palenzuela. Pasamos por Villahán, Tabanera de Cerrato, Valdecañas de Cerrato y Baltanás con un perfil ciertamente exigente. Aquí nos topamos con un ambientado parque con varias fuentes, donde había varios locales llenos de gente joven. Tras la parada, nos esperaba otra buena cuesta que tuvimos que ascender para poder llegar a Cevico de la Torre. Seguimos hasta Cubillas de Cerrato y después, ya casi anocheciendo, llegábamos a Valoria la Buena, desde donde telefoneé a casa para tranquilizar a los abuelos, y enseguida al Camping Cubillas de Santa Marta, cuya presencia al lado de la carretera nos sorprendió gratamente, pues eran ya casi las 22:30 y nuestros cuerpos estaban destrozados del esfuerzo.

Mi hijo y yo no nos creíamos que habiendo salido a las 13:00 del camping de Burgos hubiéramos podido llegar a cumplir nuestro objetivo para la segunda etapa, es decir, el de acampar en Cubillas de Santa Marta, muy cerca ya de Valladolid capital. ¡Gloria a Yahwéh! ¡Parecía un milagro!

Cenamos muy tarde y a la luz de una de las farolas del camping, aunque eso sí, con mesa de piedra y todo. Casi a eso de las 00:00, ya duchados y repuestos, nos acostamos. Al día siguiente, emprendimos con ganas la tercera y última etapa del viaje.

Asesorados por la joven mujer de la Recepción del Camping, decidimos aproximarnos a Valladolid capital por el Canal de Castilla, una ruta ciclista no asfaltada que transcurre al lado del Canal y que aunque de vistas es muy ameno, sin embargo, se nos hizo un poco pesado y polvoriento. 


Recuerdo que nada más comenzar este paseo preguntamos a un ciclista por la situación de una esclusa del canal que nos había recomendado la mujer del camping. Y el recuerdo se debe probablemente a lo cómico de la escena dado que no solo el individuo parecía haber encontrado la oportunidad de su vida para dar una conferencia

sobre Geografía e Historia a unos viajeros que solo le habían hecho una sencilla pregunta sino que para más inri el susodicho portaba un bozal que solo le tapaba la nariz y dejaba al descubierto la boca. Estoy seguro de que tanto mi hijo como yo tuvimos que reprimirnos para no irrumpir en carcajadas, lo que pudimos lograr gracias a que decidimos no mirarnos a la cara. Poco después nos topamos con una pareja de patos que parecían saludarnos desde el borde del camino.

La bici de mi hijo seguía dando problemas y cada pedalada era un suspiro, así es que sentimos cierto alivio cuando llegamos ya al asfalto de la ciudad. Tras reponer víveres en un supermercado y consultar google maps para salir de Valladolid, emprendimos la marcha hacia el oeste para llegar a Zaratán. Hacía mucho calor y nos había llevado bastante tiempo atravesar la ciudad, de modo que se nos estaba pasando la hora de comer. Decidimos prolongar un poco más el pedaleo hasta que llegamos a Wamba, donde la fuente de agua que se divisa desde la carretera enseguida nos animó a detener la marcha para comer y descansar.

Tras la tumbada en un césped a la sombra de unos árboles, retomamos el camino y seguimos hacia el oeste pasando por Torrelobatón, Adalia y Mota del Marqués.

Aquí nos encontramos con una buena fuente en la plaza del pueblo donde nos pudimos refrescar un poco. Luego seguimos por Villalbarba, Casasola de Arión y, por fin, Morales de Toro, ya en la provincia de Zamora. 

Al llegar aquí, sentíamos que ya estaba casi cumplido el objetivo, pues  divisábamos en lontananza la ciudad de Toro y de allí al pueblo, era coser y cantar o mejor dicho rodar y silbar durante una hora y media más. Al llegar a Toro entré en un supermercado para comprar la cena, mientras mi hijo esperaba fuera. Al salir, me comentó que había conversado con una persona que se había interesado por nuestro viaje y que curiosamente era del pueblo a donde nos dirigíamos. Esto nos animó y raudos emprendimos el final del viaje, disfrutando de una espléndida puesta de sol mientras nos dejamos caer por el descenso que hay de Toro a la ribera del Duero. Sin la premura que tuvimos el pasado año, llegamos al pueblo, destino de nuestras vacaciones, a eso de las 22:00 del día 4 de agosto de 2022, aún de día y gracias a Yahwéh.




¡Gloria a Yahwéh por guardarnos en el viaje y por las fuerzas que nos ha dado!

¡Halelu-Yah! 

En el siguiente enlace puedes acceder al relato del viaje de vuelta del pueblo en bicicleta 2022

Vitoria-Gasteiz                                      13 de septiembre de 2022