lunes, 6 de noviembre de 2017

Las fuerzas ocultas del mal. Seguim en Matrix

La entrada de hoy, como otras, sólo se puede entender desde un prisma espiritual y presupone a Satanás como el autor de todas las falsas religiones que profesan los humanos, entre ellas la mahometana, más conocida como Islam. Escrito esto voy al grano. Con frecuencia "una imagen vale más que mil palabras". La rebelde postura del exmandatario Carles Puigdemont, quien se atreve a desobedecer las sentencias del Tribunal Constitucional del Estado español, contrasta con la reacción que tiene cuando una transeúnte se cruza con él en un paso de peatones interponiéndose maleducadamente en su trazada. Pareciera como si para el expresidente de la Generalitat de Catalunya el hiyab representara una autoridad de peso a la que someterse o rendir pleitesía o, al menos, cesión de derechos. 








Jesús les dice a los incrédulos fariseos (Juan 8:34) "De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado" y usa esta
analogía para hacer la doble observación de que un esclavo obedece a su amo porque es su propietario y que los esclavos no tienen voluntad propia sino que están bajo el yugo de sus amos. Pero es que, además, cuando el pecado es nuestro amo somos incapaces de resistirlo. Así es que, señor Carles Puigdemont, "díme a quién te sometes y te diré quién es tu amo".
Es probable que algún lector comparta conmigo que en algunas ocasiones la desobediencia a las autoridades humanas establecidas oficialmente puede estar bien justificada; basta con recordar cómo los apóstoles desobedecieron la orden de no predicar el nombre de Jesús o cómo algunos insumisos a "la mili" cristianos se negaban hace tan sólo unos años a colaborar con el Estado para fines violentos y militares. Pero tanto en un caso como en otro "los desobedientes" asumían las consecuencias de su desobediencia y estaban dispuestos a padecer los castigos que la ley les imponía. No parece ser esa la postura de Carles Puigdemont ni de los consellers que le acompañan, quienes se han apresurado a esquivar la justicia española y han corrido raudos y veloces en busca del refugio de togas belgas entre las que quizás puedan hallar algún tentáculo de su verdadero "amo protector".
El diablo ha sido siempre un imitador de Dios. Las manifestaciones de su espíritu de anticristo son cada vez más evidentes, por ejemplo, cuando se esconde en algunos políticos. La forma maquiavélica con que usan la Palabra de Dios en las consignas que vierten a la ciudadanía es una prueba de ello. Recordemos el reciente consejo de Oriol Junqueras a los catalanes: "Hagan cada día todo lo que esté a su alcance para que el bien derrote al mal en las urnas el 21D" o a Alfred Bosch cuando se dirige a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, diciéndole "O estás con el reino de España o estás con la república catalana". Parece como si el maligno quisiera que se equiparara la postura independentista con el bien y la verdad personificados en Dios, autor de las conocidas frases: "No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal" y "El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama". 






Cualquier cristiano sabe que Dios nos manda someternos a las autoridades e incluso orar por nuestros dirigentes, de donde se deduce que la voz que ha inducido a los exdirigentes independentistas a infringir la legalidad constitucional no puede venir de Dios.

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