A continuación transcribo íntegramente el texto de un folleto que me ha dado amablemente una persona esta mañana mientras caminaba por una calle céntrica de la ciudad rumbo a una oficina con el fin de realizar un trámite personal. Y lo hago porque creo y suscribo todo su contenido que, por otra parte, considero acorde con la Palabra de Dios recogida en la Biblia, y porque
se me antoja el más necesario de los mensajes que cualquier persona ha de recibir en su vida y que espero sea hoy oportuno para ti, estimado lector.
El Señor es misericordioso
Sí, ¡el Señor es misericordioso! Cuán agradecidos estamos que lo sea, ya que todos somos pecadores y tenemos necesidad de Su misericordia. La Biblia dice: "Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia" (Salmo 103:8) Sin embargo, hay algunos que pasan por alto este carácter de Dios, olvidando que la misma Biblia nos dice que Él es misericordioso, pero también que "Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo" (Hebreos 10:31). Es fácil hablar de la misericordia de Dios y creer que eso significa que Él mira el pecado ligeramente como nosotros solemos hacerlo. Hay algunos que piensan, o esperan, que Dios pase por alto todos sus pecados, porque Él es amor.
Ahora, nos regocijamos realmente que Dios es misericordioso y lleno de gracia, pero nunca ha sido, ni será, misericordioso pasando por alto Su santidad, pues Su carácter es inmutable y Él no puede mentir. Así que Dios no puede pasar por alto el pecado, porque Su Palabra dice "que toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución" (Hebreos 2:2). ¡Qué pensaríamos del juzgado en donde cada persona culpable fuera perdonada, solo porque el juez fuera misericordioso! Bien haríamos en cerrar aquella sala de justicia y proclamar al pueblo que puede hacer como le plazca y nunca ser castigado. ¿Es acaso Dios inferior al hombre?
Permitamos que la Palabra de Dios nos dé la respuesta: "Justicia y juicio son el cimiento de tu trono; misericordia y verdad van delante de tu rostro" (Salmo 89:14) ¿Castigará el pecado? ¡Por supuesto! "Dios es luz y no hay ningunas tinieblas en Él" (1 Juan 1:5) El hombre podrá escapar de la justicia terrenal, incluso en las salas de justicia; pero "todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de Aquél a quien tenemos que dar cuenta" (Hebreos 4:13).
Ahora, ya que Dios es santo, al igual que misericordioso, ¿cómo puede mostrar su misericordia a pecadores como nosotros, quienes somos culpables ante Él?
Aquí es donde la cruz de Cristo nos habla del amor de Dios. Dios nos ama pero aborrece nuestro pecado. Él desea mostrarnos misericordia, pero la justicia demanda que seamos castigados. Por ello, en la cruz el asunto de nuestros pecados y culpa fue resuelto de una vez para siempre. Dios tomó todos los pecados de todos aquellos que creerían y los cargó sobre Su Hijo sin mancha y lo castigó a Él en lugar de nosotros. "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él" (2 Corintios 5:21). La justicia divina ahora está resuelta, porque todas sus demandas han sido cumplidas. "Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; [...] fue sepultado, y [...] resucitó al tercer día conforme a las Escrituras" (1 Corintios 15.3-4). La resurrección de Cristo es muestra de que Dios está plenamente satisfecho con la obra de Su Hijo, y ahora puede ser "JUSTO, y El que JUSTIFICA al que es de la fe de Jesús" (Romanos 3:26).
Ἰησοῦς Χριστὸς Θεοῦ Υἱὸς Σωτήρ "Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador".
No debemos esperar que Dios pase por alto nuestros pecados, pues no lo hará. Pero aquellos que recurren a Él, aceptando su pecado y culpa, y creyendo en la obra concluida de Cristo, son salvos. Dios no está buscando bondad en nosotros, porque no la tenemos. No nos pide que seamos mejores, porque nuestra naturaleza misma es mala y pecaminosa. No podemos comprar Su salvación, ni podemos obtenerla por algo que hagamos, pues es un regalo gratuito: "La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23). Dios espera escuchar del pecador: "He pecado". Si usted no es salvo, acepte que está perdido y que es incapaz de salvarse a sí mismo. "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa" (Hechos 16:31). ¡No hay otro camino!
Dios quiere ser misericordioso con usted, pero la única manera de obtener Su misericordia es recibiendo al Señor Jesucristo como su Salvador. Si rechaza el perdón gratuito de Dios, no habrá misericordia para usted, sólo le quedará como consecuencia el juicio y la condena al lago de fuego para siempre. ¿Por qué no recibir al Señor Jesucristo como su único Salvador hoy?
The Redeemed Christian Church of God
Grace Chapel
Avda. del Cantábrico nº 12, Pab. 29 Vitoria-Gasteiz
Email: rccgracechapel@yahoo.com
¡Hoy puede ser el día de tu salvación! ¡Mete tus pies en el río de la vida y comienza a sumergirte! ¡Que Dios te bendiga!
3 Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos.
4 Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos.
5 Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado.
6 Y me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre?
Después me llevó, y me hizo volver por la ribera del río.
7 Y volviendo yo, vi que en la ribera del río había muchísimos árboles a uno y otro lado.
8 Y me dijo: Estas aguas salen a la región del oriente, y descenderán al Arabá, y entrarán en el mar; y entradas en el mar, recibirán sanidad las aguas.
9 Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este río.
10 Y junto a él estarán los pescadores, y desde En-gadi hasta En-eglaim será su tendedero de redes; y por sus especies serán los peces tan numerosos como los peces del Mar Grande.
11 Sus pantanos y sus lagunas no se sanearán; quedarán para salinas.
12 Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina".
(Ezequiel 47:3-12)
Vitoria-Gasteiz 24 de noviembre de 2017