En el primer capítulo del libro Los disconformes de Irving Walace (Ediciones Grijalbo S.A.) el autor presenta a un raro y opulento personaje a quien entrevistó en su juventud, llamado Wilbur Glenn Voliva, conciudadano suyo de Zion City (Illinois) y de singular personalidad, quien sostenía a principios del siglo XX la tesis de que el mundo no es redondo.
Transcribo a continuación un breve fragmento del mismo con algunas de las explicaciones del excéntrico predicador:
"- La tierra es llana como un platillo -aseguró Voliva-. El Polo Norte se encuentra en el centro de la planicie, y el Polo Sur es una gran barrera de hielo que rodea el borde. El firmamento es una cúpula sólida que hay en lo alto, semejante a una palangana azul invertida, y el sol, la luna y las estrellas cuelgan de ella como lo haría una lámpara suspendida en el techo.[...]
Esa barrera existe -afirmó- Si dudas de mis palabras, deberás leer el testimonio de Sir James Ross, el único explorador que ha dado la vuelta completa al mundo, acercándose al interior de la muralla helada, navegando unos 96.000 kilómetros y empleando casi cuatro años para efectuar el viaje. La expedición de Byrd fue únicamente una prueba más de la realidad de tal muro. Encontraron una barrera infranqueable... lo que yo llamo el abismo, el límite de la tierra.[...]
Los libros nos cuentan que el sol se halla a una distancia de 150 millones de kilómetros -dijo-. Esto carece de sentido. La lejanía del sol no sobrepasa los cinco mil kilómetros, y su diámetro solo mide cincuenta kilómetros. Gira en espiral por encima de la tierra plana, y da una vuelta cada 24 horas, siempre a una misma altura. Todo eso de la salida y de la puesta del sol es una ilusión óptica.[...]
Dios hizo el sol para que iluminara la tierra y, por consiguiente, tuvo que ponerlo cerca para que pudiese cumplir el fin propuesto. ¿Qué pensaríamos de un hombre que edificara una casa en Zion (Illinois) y colocase, para alumbrarla, una lámpara en Kenosha (Wisconsin)? [...]
Los barcos no desaparecen en el horizonte. Empleando unos anteojos de campaña, pueden verse en el mar a cuarenta kilómetros de distancia. Según los científicos la curvatura de la tierra, en esa distancia, teniendo en cuenta la refracción, sería de 120 metros. Si la tierra es redonda, ¿cómo iba a verse un barco situado detrás de una masa de agua que alcanza una altura de 120 metros? Los astrónomos modernos no fueron los primeros en pronosticar los eclipses. Antes de Colón, cuando los seres juiciosos sabían que la tierra era llana, los eclipses eran anunciados con exactitud. Un científico de la antigüedad, que no ignoraba la llanura del mundo, vaticinó 15.000 eclipses, y todos se produjeron puntualmente. En lo que se refiere a la sombra redonda sobre la luna, también la proyectaría la tierra, siendo plana. Porque un platillo es redondo, ¿no? Magalllanes, como es natural, navegó alrededor del mundo y regresó al punto de partida. Dio la vuelta a la tierra plana, del mismo modo que una aguja de Victrola recorre un disco de fonógrafo. Millones de hombres han navegado alrededor del mundo, de este a oeste, y viceversa. También puede hacerse en un platillo. Pero, ¿sabes de alguien que alguna vez haya navegado alrededor del mundo, de norte a sur? Claro que no. Los que lo intentaron se cayeron. Esto explica la desaparición de tantos exploradores.[...]"
Suscribo las consideraciones que hace el autor del libro cuando escribe que "Wilbur Glenn Voliva estaba equivocado, que con sus tesis pretendía volver a una oscura época de ignorancia y superstición pero que por su modo de vivir nos enseñó dos cosas; primera: que no debemos olvidar jamás la promesa que Voltaire hizo a Rousseau: 'No creo ni una palabra de las que decís, pero, si hubiera necesidad de ello, defendería con mi vida vuestro derecho a pronunciarlas"; y segunda: que no debo olvidar jamás que el disconforme, por muy excéntrico que sea, tanto si se equivoca lamentablemente como si acierta de un modo sublime, merece tolerancia, respeto y la humana libertad de ser distinto."
Un siglo más tarde, parece que las semillas del terraplanismo dispersadas por Voliva han germinado con fuerza y, en pleno siglo XXI, nos encontramos con un verdadero movimiento o cuasi-religión terraplanista. En la red puede verse toda una pléyade de canales en los que se defienden estas arcaicas ideas, y las argumentaciones que se ofrecen van desde religiosas hasta ateas pasando por otras místicas o incluso etimológicas. Al final de la entrada, dejo algunos enlaces por si el tema te suscita cierto interés. No obstante, no puedo por menos que entrar al trapo del debate de la refutación de estas ideas, pero lo haré tan solo con una de las que más me ha hecho sentir vergüenza ajena:
"La Tierra no puede ser redonda ni estar girando de oeste a este, como dicen, porque entonces los aviones que parten de México a España emplearían menos tiempo que los que van de España a México ya que en el primer caso los aviones irían más veloces pues se sumarían su velocidad y la de la Tierra y en el segundo caso irían más lentos pues se restarían las velocidades y, sin embargo, emplean el mismo tiempo."
Expliquémosles el asunto con detalle, raciocinio y sentido común:
Supongamos que un avión va de México a España con una velocidad de 800 km/h; esta es la velocidad relativa del avión respecto de la Tierra (un sistema inercial girando de forma uniforme a 1576 km/h, en la latitud de México y España), entonces la velocidad absoluta del avión es 1576 + 800 = 2376 km/h y su movimiento respecto al sistema inercial del espacio exterior galáctico es de oeste a este. Si el avión va de España a México con la misma velocidad de 800 km/h respecto de la Tierra entonces la velocidad absoluta del avión respecto del espacio exterior galáctico es 1576 - 800 = 776 km/h; es decir, en realidad, el movimiento absoluto del avión respecto del espacio exterior galáctico es también de oeste a este, como el de la Tierra. La explicación de porqué el avión emplea el mismo tiempo en ir de México a España que de España a México es porque en el cálculo se ha de usar la velocidad relativa del avión (que es la misma en los dos casos, 800 km/h) y porque la distancia de México a España es la misma que la de España a México, es decir, de unos 9000 km; de ahí que empleen alrededor de once horas de vuelo.
En el siguiente enlace se puede ver un ejercicio de Física elemental sobre movimiento relativo en el que un caracol se mueve sobre un patinete que a su vez se está moviendo con velocidad uniforme y que nos sirve como ejemplo claro para desenmascarar el error del argumento terraplanista, sustituyendo caracol por avión, patinete por Tierra y semáforo por espacio exterior galáctico.
movimiento_relativo
Algunos de los youtubers terraplanistas, al igual que lo hiciera Wilbur Glenn Voliva, usan las Sagradas Escrituras para defender sus ideas sin darse cuenta de que al hacerlo contribuyen a desprestigiarlas. En la Biblia no se afirma, ni se puede deducir de su contenido, que la Tierra sea un disco con bóveda semiesférica. Baste recordar que el ilustre Sir Isaac Newton, quien descubrió la ley de la gravitación universal, no solo no era partidario del terraplanismo sino que probablemente lo ignoró y estudió las Sagradas Escrituras, seguramente, mucho más que todos esos youtubers sin encontrar en ellas ninguna contradicción con el hecho de la esfericidad de nuestro planeta.
https://tierraplana.org/
https://tierraplana.es/
https://www.youtube.com/watch?v=pclSZbOyVBo
A continuación puedes ver una tabla con algunos datos acerca de la distancia del horizonte en función de la altura del observador, de la distancia a la que un objeto de la misma altura que el observador deja de ser visible y sobre la caída por la curvatura de la Tierra. Hay que decir que lo que observamos en el horizonte no es sino un fragmento de un círculo menor del geoide y que solo si la altura del observador es elevada tiene la suficiente longitud como para que se pueda apreciar la curvatura del mismo en perspectiva.
Aunque se podría decir mucho más sobre las refutaciones de los distintos argumentos terraplanistas, sin embargo, lo dejaré aquí no sin antes mencionar un asunto que es ciertamente intrigante para quienes nos declaramos heliocentristas no globalistas y es el de que el logo de la ONU sea precisamente el mapa de la Tierra plana. ¡En fin, cosas más extrañas veredes amigo Sancho!
Vitoria-Gasteiz 15 de noviembre de 2021