vitales y estas vivencias, junto a otras causas, digamos, sobrenaturales, van haciendo que definamos poco a poco nuestra concepción de la existencia y que intuyamos las respuestas a las grandes preguntas del ser humano: ¿Quién soy? ¿Por qué existo? ¿Para qué he nacido? etc. Hace 12 años terrestres, tras mi conversión a Cristo, inicié un debate a golpe de e-mail con algunos de mis amigos, casi todos ateos, en el que interveníamos, algunos como yo, exponiendo las razones de nuestra fe, y otros, la defensa de su incredulidad o escepticismo. Desde entonces, la divergencia de nuestros caminos ha sido manifiesta y es hoy cuando me pregunto si habrá obrado Dios en el corazón de alguno de ellos, transformándolo y haciéndolo de carne.
"Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros;
y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón
de carne". Ezequiel 36:26
El corazón no es sólo una bomba que facilita el riego sanguíneo al cuerpo sino el órgano del alma y si los cirujanos pueden cambiar la bomba, sólo Dios puede cambiar su ser.
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Vitoria-Gasteiz 27 de mayo de 2016