viernes, 19 de diciembre de 2014

Navidad

Puede observarse estos días una de las incoherencias del laicismo imperante tan sólo comprobando cómo se han ido sustituyendo en los lugares públicos unos símbolos religiosos por otros, y para muestra un botón. En todos los centros cívicos que he visitado de la red municipal se exhibe estos días a un muñeco de trapo rodeado de paja, de leños y de cajas vacías envueltas en papel de regalo, y que evoca una de las tantas leyendas mitológicas de paganismo ancestral que circulan por ahí, a la par que se ha eliminado de un plumazo todo recuerdo de la persona de Jesús el Mesías, eje del cristianismo y figura central de la Navidad.
La retirada de los edificios públicos oficiales y, en particular, de los centros educativos, de toda imagen o estatua religiosa, de crucifijos o de belenes, está, en realidad, muy de acorde con la actitud de los cristianos que no hemos eliminado el segundo mandamiento del decálogo divino (no te inclinarás ante ninguna imagen, ni la honrarás), pero simultáneamente evidencia que no está siendo exhaustiva, toda vez que se exponen los símbolos mitológicos paganos ya aludidos. Al parecer, el neopaganismo tiene licencia. 
A algunos no nos sorprendería que pronto se rebautice esta época del año con alguno de los nombres que tenía antiguamente y en otros lares, como el de Saturnalia; bueno, el euskera ya hace algo parecido al denominarla Eguberria. Los que recordamos la natividad de Jesucristo podríamos así aprovechar para trasladar esta fiesta a su fecha más probable que es el final del verano, seguramente coincidente con la fiesta judía de los tabernáculos o cabañas (hasucot).



18 de diciembre de 2014                 Vitoria-Gasteiz


A continuación puedes leer la versión publicada el pasado día 30 de diciembre en el periódico Diario de Noticias de Álava , así como el artículo que ha motivado esta entrada y que se publicó el 23 de diciembre en el mismo diario.

Paganismo en Navidad

Puede observarse una de las incoherencias del laicismo imperante tan sólo comprobando cómo se han ido sustituyendo en los lugares públicos los símbolos religiosos por otros, y para muestra un botón. En todos los centros cívicos de la red municipal que he visitado se ha exhibido estos días un personaje rodeado de paja, leños y cajas vacías envueltas en papel de regalo que evoca una de las tantas leyendas mitológicas de paganismo ancestral, a la par que se ha eliminado de un plumazo todo recuerdo de la persona de Jesús el Mesías, eje del cristianismo y figura central de la Navidad.
La retirada de los edificios públicos oficiales y de los centros educativos de toda imagen o estatua religiosa, de crucifijos o de belenes está, en realidad, acorde con la actitud de los cristianos que no hemos eliminado el segundo mandamiento del decálogo divino pero simultáneamente se exponen símbolos mitológicos paganos. Al parecer, el neopaganismo tiene licencia. 
Los que recordamos la natividad de Jesucristo podríamos aprovechar para trasladar su celebración a su fecha más probable, que es al final del verano, seguramente coincidente con la fiesta judía de los tabernáculos o cabañas, hasucot.

Diario de Noticias de Álava     30 de diciembre        Cartas al Director