En estos tiempos de racionalismo mal entendido algunos nos empezamos a hartar de oír y leer argumentos y diatribas que descalifican dones divinos como la fe, como en el artículo Fe versus información y conocimiento de Gotzone Rekondo, publicado en DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA el pasado viernes día 27.
Vaya por delante el aviso de que la fe a la que nos referimos nada tiene que ver con esa otra pseudofe a la que nos encomiendan las fuerzas políticas cuando nos instan a creer por fe que las cosas mejorarán, que disminuirán los desahucios, el desempleo, la pobreza, la corrupción o que saldremos de la crisis.
Como muy bien se define en la carta del apóstol Pablo a los hebreos “es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Llegados a este punto, podría muy bien abrirse un extenso paréntesis que diera cabida a una ingente lista de testimonios de personas que, sumidas en dramáticas vivencias y situaciones críticas, han depositado su fe y su plena confianza en Dios y han podido así vislumbrar la salida del oscuro túnel en que se encontraban y la solución de sus graves problemas. Pero nos limitaremos tan sólo a resaltar que nuestra fe no carece de fundamento ni está basada en la idea de creer “sin preguntas ni análisis”. El mismo Jesucristo nos impelía no sólo a escudriñar las Escrituras, sino también a preguntarle.
Quizás sea cierto que la Iglesia católica “despreció el conocimiento y promocionó la fe como prueba irrefutable sin preguntas, ni cómodas ni incómodas”, como sostiene el citado artículo, pero también es cierto que una de las reivindicaciones de la Reforma protestante es la promoción y extensión de la lectura y el análisis personal de la Palabra de Dios.
Podemos afirmar que nuestra fe va unida indisolublemente a la idea de “oigo, leo, pregunto, analizo y creo”. Dios quiere que el ser humano esté informado y adquiera conocimiento. Somos defensores de la compatibilidad e incluso complementariedad entre fe y razón, entre religión y ciencia. Al igual que el ilustre Isaac Newton y otros muchos científicos, procuramos utilizar la razón para explicar las evidencias de la verdad de nuestra fe.
Diario de Noticias de Álava 2 de octubre Cartas al Director
Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
miércoles, 9 de octubre de 2013
lunes, 7 de octubre de 2013
¿Por qué imposible? Las balsas
Hace unos años leí el libro "¿Por qué imposible? Las Balsas" de Vital Alsar Ramírez, y el relato de su aventura me impactó. A continuación transcribo un pequeño fragmento del libro en el que el autor reconoce con humildad, mientras contempla la inmensidad del firmamento noche tras noche durante su navegación en balsa por el océano Pacífico, que existe un Creador, un Dios, un Ser Supremo que ama al ser humano:
[...] Las estrellas aumentadas de tamaño ya no aparecían como puntos pegados al firmamento, sino como deformes bolas de luz colgando, como cuelgan las esferas artificiales que se colocan a diferentes alturas en un árbol de Navidad. La profundidad de la masa etérea se aleja infinita al más allá. Me quedé solo; volví a mirar a través de los catalejos y me quise comparar con la relativa pequeñez de esas lucecillas. Su tamaño real hizo sentir mi insignificancia fundida en la grandeza del pensamiento. Oteaba muchas más estrellas y planetas de los que a simple vista estaba acostumbrado a admirar, era como mirar hacia arriba para ver los copos de nieve que se desprenden en invierno con un fondo oscuro. Qué control tan infinitamente perfecto tiene que existir para mantener en órbita tantos trillones de masas moviéndose cada una independientemente. Qué ilusos y qué soberbiamente ignorantes tenemos que ser algunos humanos para creer que somos los únicos que pululan en tanta grandeza. Sabemos el tamaño de nuestra casa, la Tierra, y no ignoramos que, comparada con esos puntitos, es millones de veces más pequeña que el más diminuto de ellos y sin embargo continuamos dudando de que existan otros seres allá arriba. Todo aquello que el hombre no pueda ver cree que no existe. A los ojos de aquellos que por evolución espiritual Dios les haya dado el equivalente en conocimiento, debemos parecerles simios purgando espantoso karma. ¡Qué grande debe de ser el amor que nos tiene El Supremo Ser, para permitir reivindicarnos a cambio de un poco de humildad! Todo los que nos pide es que crezcamos para darnos más, pero a nosotros nos gusta morbosamente continuar siendo enanos del alma. En situaciones especiales como la nuestra, se palpa y se siente la pequeñez de un ser. También en tierra una simple fiebre hace que se nos acabe la vanidad.------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Vital Alsar Ramírez
¿Por qué imposible? Las Balsas------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Tan pronto como la fuerza–salud regresa a nosotros, creemos que ya no hay quien nos venza y hasta nos atrevemos a insultar al Creador. Pretendemos creer en Él y renegamos de su existencia a lo largo de nuestras acciones. Nos creó pero llegamos a convencernos de que nos hicimos solos. Desparramamos poder para aniquilar incluso lo que hizo. Me pregunto si es nuestra insignificancia lo que nos lleva a sentirnos superiores. Yo mismo lo he desafiado en las expediciones anteriores y Él se vengó permitiéndome llegar sano y salvo con mis compañeros. Cada día, al tomar mi guardia nocturna miro a la cofa y la proyecto con el pensamiento hacia el espacio infinito y le ruego que me oriente en la ruta de la mar y en la de mi existencia. [...]La hazaña se llevó a cabo en 1973. Vital partió junto con sus once compañeros desde Guayaquil (Ecuador) y llegó a las costas de Ballina (Australia) tras navegar 179 días. ¡Gloria a Dios!
domingo, 6 de octubre de 2013
El levitron y la gracia de Dios
Lo que sigue es un comentario que suscribo, hecho en facebook por Francisco Andrades Granado (Kiko) pastor de la iglesia Cuerpo de Cristo:
La salvación por gracia sólo puede ser agarrada por la mano de la fe. Cualquier intento de tomarla llevando a cabo ciertos actos de la ley haría que la gracia se evaporara. "Por tanto, es por fe, para que sea por gracia". "Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia.
Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra".
La Palabra de Dios del pasado domingo que podría resumirse en que sólo la
fuerza todopoderosa de Dios y su gracia pueden contrarrestar la fuerza de la ley del pecado que rige en nuestros cuerpos y el comentario de Kiko: "la entrega delirante a una esperanza que no se atreve a examinar la realidad, y a dar vueltas y vueltas como en una danza extática que se vuelve necesaria para poder sostenerse a sí misma" me recuerdan al famoso "levitrón": un dispositivo que permite la levitación temporal gracias a una fuerza
magnética y a un constante giro. No obstante, tras un pequeño tiempo, al final siempre se cae. Aquí os dejo un enlace para quien esté interesado:
levitron
Pascual
La salvación por gracia sólo puede ser agarrada por la mano de la fe. Cualquier intento de tomarla llevando a cabo ciertos actos de la ley haría que la gracia se evaporara. "Por tanto, es por fe, para que sea por gracia". "Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia.
Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra".
La fe recibe la verdad que Dios ha establecido en cuanto a cómo alcanzar Su perdón inmerecido, y de esta manera trae salvación para el creyente; pero el sentimiento, el ardor bajo el influjo de sermones apasionados, la entrega delirante a una esperanza que no se atreve a examinar la realidad, y a dar vueltas y vueltas como en una danza extática que se vuelve necesaria para poder sostenerse a sí misma, todo eso es solamente una agitación mecánica como un mar embravecido que no puede descansar. A causa de sus esfuerzos y trabajos, el sentimiento puede caer fácilmente en la tibieza, el decaimiento, la desesperación y todos los males relacionados. Los sentimientos son un conjunto de fenómenos nublados y llenos de viento que no pueden dar ninguna confianza en referencia a las verdades eternas de Dios.Charles Haddon Spurgeon24 de septiembre de 2013
La Palabra de Dios del pasado domingo que podría resumirse en que sólo la
fuerza todopoderosa de Dios y su gracia pueden contrarrestar la fuerza de la ley del pecado que rige en nuestros cuerpos y el comentario de Kiko: "la entrega delirante a una esperanza que no se atreve a examinar la realidad, y a dar vueltas y vueltas como en una danza extática que se vuelve necesaria para poder sostenerse a sí misma" me recuerdan al famoso "levitrón": un dispositivo que permite la levitación temporal gracias a una fuerza
magnética y a un constante giro. No obstante, tras un pequeño tiempo, al final siempre se cae. Aquí os dejo un enlace para quien esté interesado:
levitron
Pascual
sábado, 5 de octubre de 2013
Los mojones de Gasteiz y el profeta Isaías
Foto del día
"Al parecer, el presupuesto del Ayuntamiento de Vitoria alcanza para desplazarse hasta los mojones que delimitan el contorno del término municipal y colorear parte del texto de los mismos. Sin embargo, no da para hacer lo propio con el texto de la escultura 'Convivencia', sita en el parque de Judizmendi.¿Consideran que a la ciudadanía no le interesa que esté legible un texto del profeta Isaías?", se pregunta Pascual Garrote Arias
El Correo 5 de octubre de 2013 Sección: Foto del día
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Con otro foco
FOTO: Pascual Garrote Arias
Diario de Noticias de Álava 25 de septiembre de 2013
Nacionalismos
No es necesario ser un experto en Política o en Historia para percatarse de las trágicas consecuencias que se derivan de la imposición de una nacionalidad a cualquier comunidad de individuos que no la sienta. Deben de ser tan intensos e imbricados los sentimientos de identidad nacional y de pertenencia a un clan que algunas personas sienten, que se me antoja sumamente improbable que éstas estén dispuestas a someterlos al, siempre relativo, juego democrático de mayorías.
La existencia reciente de organizaciones violentas es una prueba de ello. Por tanto, incluso habiendo bienintencionalidad en propuestas como la del conocido Plan Ibarretxe o la del Derecho a decidir de Artur Mas en las que se pretende contar con la ciudadanía que vive y trabaja en unas tierras para un proyecto común, no puedo por menos que cuestionar humildemente el éxito de las mismas, si bien me gustaría estar equivocado. ¿No quisieron otros, acaso, construir España como casa común de nacionalidades respetando su pluralidad? ¿No eran análogos los objetivos? Si ETA comenzó su barbarie hace algunos decenios motivada por la imposición de una nacionalidad a una cierta comunidad que no la sentía, a la que se le obligó a respetar un juego democrático de mayorías, ¿no es acaso un riesgo similar el que correrían la sociedad catalana o la vasca si se somete a una comunidad de distinta nacionalidad a otro juego democrático de mayorías distinto? Infinidad de veces me he cuestionado cómo podría resolverse esta enconada situación, llegando incluso a barajar su posible irresolubilidad en tanto en cuanto que buscar su solución parece equivaler a pretender eliminar de un plumazo el mal que anida en mayor o menor grado en todos los corazones humanos. Siguiendo a Rousseau, "sólo un Estado formado por libre adhesión de las personas que lo constituyen en un auténtico Pacto o Contrato Social primigenio puede estar libre de fuerzas centrífugas y disgregadoras". Esta es la verdad que a algunos les impele a contemplar como una posible salida la que no dudo en calificar de triste y salomónica: ¡Propóngase la constitución de un Estado por libre adhesión y negóciese civilizada y pacíficamente la territorialidad con los Estados existentes en función, por ejemplo, de variables como la densidad de población adherida a uno u a otros! El perjuicio de esta vía para el ciudadano de a pie es innegable e implicaría una vez más que paguen justos por pecadores. Entre éstos estaríamos quienes, como H. D. Thoreau, reflexionamos así:
"¿Es la democracia, tal y como la conocemos, la última mejora posible de las formas de gobierno? ¿No es factible dar un paso más en el reconocimiento y la organización de los derechos humanos? Nunca habrá un Estado realmente libre e ilustrado hasta que reconozca al individuo como poder superior e independiente del que derivan su propio poder y autoridad, y en consecuencia, le dé el trato que se merece".
Desde una perspectiva cristiana uno vive con mucha tristeza estos conflictos que desgraciadamente se repiten una y otra vez a lo largo de la historia de la humanidad y en cualquier rincón del planeta. Uno quisiera ver a los dirigentes más ocupados en aunar esfuerzos y energías conducentes a lograr la globalización de la justicia, el real reparto equitativo de la riqueza y de los recursos naturales que Dios ha puesto para uso y disfrute de todos. Uno quisiera ver a los gestores de la res publica tomar medidas para lograr
la expansión solidaria y mundial del bienestar social, la erradicación de la pobreza a nivel mundial, la conservación y defensa de la naturaleza, la desaparición genuina de las fronteras políticas, etc., pero uno no ve, aquí o allí, sino políticos ensimismados y obsesionados en la construcción de pequeñas o medianas unidades geográfico-políticas. Creo que sólo la paulatina universalización, que no homogeneización, de los corazones humanos podría, a mi juicio, evitar tener que recurrir a la vía salomónica. Seguiré entonces esperándola de las futuras generaciones, si es que no se nos embarca antes en alguna tragedia mayor.
Conviene recordar que junto a otros factores, como el de la multiadministración, la excesiva burocratización, el despilfarro, la corrupción y los excesivos gastos estatales en malas inversiones, uno de los principales detonadores que provocó la disgregación de las antiguas repúblicas socialistas soviéticas fue la profunda crisis económica en que se hallaban sumidas. Por otra parte, también está ahí el riesgo de una balcanización de España.
La existencia reciente de organizaciones violentas es una prueba de ello. Por tanto, incluso habiendo bienintencionalidad en propuestas como la del conocido Plan Ibarretxe o la del Derecho a decidir de Artur Mas en las que se pretende contar con la ciudadanía que vive y trabaja en unas tierras para un proyecto común, no puedo por menos que cuestionar humildemente el éxito de las mismas, si bien me gustaría estar equivocado. ¿No quisieron otros, acaso, construir España como casa común de nacionalidades respetando su pluralidad? ¿No eran análogos los objetivos? Si ETA comenzó su barbarie hace algunos decenios motivada por la imposición de una nacionalidad a una cierta comunidad que no la sentía, a la que se le obligó a respetar un juego democrático de mayorías, ¿no es acaso un riesgo similar el que correrían la sociedad catalana o la vasca si se somete a una comunidad de distinta nacionalidad a otro juego democrático de mayorías distinto? Infinidad de veces me he cuestionado cómo podría resolverse esta enconada situación, llegando incluso a barajar su posible irresolubilidad en tanto en cuanto que buscar su solución parece equivaler a pretender eliminar de un plumazo el mal que anida en mayor o menor grado en todos los corazones humanos. Siguiendo a Rousseau, "sólo un Estado formado por libre adhesión de las personas que lo constituyen en un auténtico Pacto o Contrato Social primigenio puede estar libre de fuerzas centrífugas y disgregadoras". Esta es la verdad que a algunos les impele a contemplar como una posible salida la que no dudo en calificar de triste y salomónica: ¡Propóngase la constitución de un Estado por libre adhesión y negóciese civilizada y pacíficamente la territorialidad con los Estados existentes en función, por ejemplo, de variables como la densidad de población adherida a uno u a otros! El perjuicio de esta vía para el ciudadano de a pie es innegable e implicaría una vez más que paguen justos por pecadores. Entre éstos estaríamos quienes, como H. D. Thoreau, reflexionamos así:
"¿Es la democracia, tal y como la conocemos, la última mejora posible de las formas de gobierno? ¿No es factible dar un paso más en el reconocimiento y la organización de los derechos humanos? Nunca habrá un Estado realmente libre e ilustrado hasta que reconozca al individuo como poder superior e independiente del que derivan su propio poder y autoridad, y en consecuencia, le dé el trato que se merece".
Desde una perspectiva cristiana uno vive con mucha tristeza estos conflictos que desgraciadamente se repiten una y otra vez a lo largo de la historia de la humanidad y en cualquier rincón del planeta. Uno quisiera ver a los dirigentes más ocupados en aunar esfuerzos y energías conducentes a lograr la globalización de la justicia, el real reparto equitativo de la riqueza y de los recursos naturales que Dios ha puesto para uso y disfrute de todos. Uno quisiera ver a los gestores de la res publica tomar medidas para lograr
la expansión solidaria y mundial del bienestar social, la erradicación de la pobreza a nivel mundial, la conservación y defensa de la naturaleza, la desaparición genuina de las fronteras políticas, etc., pero uno no ve, aquí o allí, sino políticos ensimismados y obsesionados en la construcción de pequeñas o medianas unidades geográfico-políticas. Creo que sólo la paulatina universalización, que no homogeneización, de los corazones humanos podría, a mi juicio, evitar tener que recurrir a la vía salomónica. Seguiré entonces esperándola de las futuras generaciones, si es que no se nos embarca antes en alguna tragedia mayor.
Conviene recordar que junto a otros factores, como el de la multiadministración, la excesiva burocratización, el despilfarro, la corrupción y los excesivos gastos estatales en malas inversiones, uno de los principales detonadores que provocó la disgregación de las antiguas repúblicas socialistas soviéticas fue la profunda crisis económica en que se hallaban sumidas. Por otra parte, también está ahí el riesgo de una balcanización de España.
21 de septiembre de 2013 Vitoria-Gasteiz
Madrid 2020
Durante estos días se ha bombardeado a la ciudadanía desde los medios de comunicación con innumerables noticias referentes a la posible designación de Madrid por el COI como ciudad organizadora de los JJOO de 2020: que si “el 91% de los españoles está a favor”, que si es “la ilusión de una nación”, que si “nos aseguraremos el ingreso de miles de millones de euros”, que si “se generarán miles de puestos de trabajo”, etc. Me atrevo a sospechar que, una vez más, se acallan las voces discrepantes.
El hecho de que uno conozca o crea en los beneficios de la práctica del deporte e incluso el hecho de que uno disfrute con el espectáculo que nos brindan los deportistas profesionales no es óbice para que uno se pregunte
por qué las instancias e instituciones gubernamentales no invierten
la misma ilusión y el mismo esfuerzo económico en otros proyectos,
indudablemente más solidarios y cuyo leit motiv no sean ni la exaltación nacional disfrazada de fomento del deporte ni el ánimo de lucro de unas minorías empresariales elitistas. Ahí siguen muchas tareas pendientes
de resolver como, por ejemplo, el reparto del trabajo, la eliminación del desempleo y de la pobreza, la ausencia de desahucios indignos, el proyecto de una vivienda digna para cada familia, la homogeneización social del poder adquisitivo, etc. ¿Para cuándo la creación del CHI (Comité Humanitario
Internacional), encargado cada cuatro años de designar la ciudad que lleve a cabo la organización de los JJPP (Juegos Planetarios) en los que los países
compitan por demostrar que son los mejores en organizar bien sus
sociedades? Esa sí sería la ilusión de una nación, esa sí sería una feliz noticia por la que me alegraría.
El Correo 7 de septiembre de 2013 Cartas al Director
El hecho de que uno conozca o crea en los beneficios de la práctica del deporte e incluso el hecho de que uno disfrute con el espectáculo que nos brindan los deportistas profesionales no es óbice para que uno se pregunte
por qué las instancias e instituciones gubernamentales no invierten
la misma ilusión y el mismo esfuerzo económico en otros proyectos,
indudablemente más solidarios y cuyo leit motiv no sean ni la exaltación nacional disfrazada de fomento del deporte ni el ánimo de lucro de unas minorías empresariales elitistas. Ahí siguen muchas tareas pendientes
de resolver como, por ejemplo, el reparto del trabajo, la eliminación del desempleo y de la pobreza, la ausencia de desahucios indignos, el proyecto de una vivienda digna para cada familia, la homogeneización social del poder adquisitivo, etc. ¿Para cuándo la creación del CHI (Comité Humanitario
Internacional), encargado cada cuatro años de designar la ciudad que lleve a cabo la organización de los JJPP (Juegos Planetarios) en los que los países
compitan por demostrar que son los mejores en organizar bien sus
sociedades? Esa sí sería la ilusión de una nación, esa sí sería una feliz noticia por la que me alegraría.
El Correo 7 de septiembre de 2013 Cartas al Director
Conversaciones con un político del PP de Álava
El mes de junio de 2013 el PP de Álava llevó a cabo una campaña política entre la ciudadanía que bautizó con el slogan multiplica tu ciudad-biderkatu zure hiria.
A continuación puedes leer parte de la carta-cuestionario que el PP de Álava remitió a los vitorianos:
multiplica tu ciudad-biderkatu zure hiria
lo que piensas
...
lo que sientes
...
tus dudas
...
tus necesidades
...
lo que podemos hacer
...
reflexión personal
...
multiplica tu ciudad-biderkatu zure hiria
Tras una puesta en común, en familia, decidimos responder al cuestionario y el hecho ha motivado un intercambio de e-mails con un político del PP de Álava que puedes leer en conversaciones con un político del PP de Álava
13 de junio a 10 de septiembre de 2013 Vitoria-Gasteiz
A continuación puedes leer parte de la carta-cuestionario que el PP de Álava remitió a los vitorianos:
multiplica tu ciudad-biderkatu zure hiria
lo que piensas
...
lo que sientes
...
tus dudas
...
tus necesidades
...
lo que podemos hacer
...
reflexión personal
...
multiplica tu ciudad-biderkatu zure hiria
Tras una puesta en común, en familia, decidimos responder al cuestionario y el hecho ha motivado un intercambio de e-mails con un político del PP de Álava que puedes leer en conversaciones con un político del PP de Álava
13 de junio a 10 de septiembre de 2013 Vitoria-Gasteiz
El descrédito de la gestión municipal
Considero inconcebible y me causa estupor el hecho de que en Vitoria–Gasteiz el gasto de personal del Ayuntamiento, englobado en el capítulo uno de su presupuesto, ascienda al 42% de éste, tal y como se refleja en una noticia del día 16 aparecida en este diario (El Correo).
Ingenuamente creía que los impuestos municipales que pagamos los contribuyentes se destinaban en su mayor parte al mantenimiento de los servicios públicos en general, léase servicio de basuras, instalaciones deportivas, transporte urbano, abastecimiento de agua, actividades culturales, etcétera ... y, sin embargo, esto no es así.
Desde cierto punto de vista pareciera como si la ciudadanía estuviera aportando una cuota para que cierto contingente de personas tuviera la vida resuelta y más que resuelta. Muy probablemente la causa de esta ignominiosa acción municipal se halle en el excesivo sueldo de los altos cargos, asesores, adjuntos, etcétera ... comparado con el de los trabajadores de las categorías inferiores. En cualquier caso, la injusticia a la que se somete a la sociedad clama al cielo, lugar del que espero llegue pronto la solución.
El Correo 18 de enero de 2013 Cartas al Director
Ingenuamente creía que los impuestos municipales que pagamos los contribuyentes se destinaban en su mayor parte al mantenimiento de los servicios públicos en general, léase servicio de basuras, instalaciones deportivas, transporte urbano, abastecimiento de agua, actividades culturales, etcétera ... y, sin embargo, esto no es así.
Desde cierto punto de vista pareciera como si la ciudadanía estuviera aportando una cuota para que cierto contingente de personas tuviera la vida resuelta y más que resuelta. Muy probablemente la causa de esta ignominiosa acción municipal se halle en el excesivo sueldo de los altos cargos, asesores, adjuntos, etcétera ... comparado con el de los trabajadores de las categorías inferiores. En cualquier caso, la injusticia a la que se somete a la sociedad clama al cielo, lugar del que espero llegue pronto la solución.
El Correo 18 de enero de 2013 Cartas al Director
Sanidad pública
En previsión de que se malinterprete mi opinión, vaya por delante mi postura a favor de una sanidad pública sostenible y racional. Se atribuye a los niños la cándida facultad de plantear esas “grandes preguntas” que los adultos no solemos saber responder debido a su trascendencia.
Confieso que, en este sentido y en algún otro, siempre he albergado la inquietud de no dejar de ser niño. Si es evidente que dos de los pilares de la salud física y psíquica son una sana alimentación y una digna calidad de vida que satisface las necesidades básicas, ¿cómo es posible que una sociedad como la nuestra se rasgue las vestiduras reclamando al Estado que garantice el derecho a una salud pública y no exprese con la misma o mayor intensidad su deseo de que sea el Estado quien garantice el derecho a bien alimentarse y a bien cobijarse?
Mientras la cifra de desahucios del último lustro ronda los 400.000 y mientras los bancos de alimentos y ciertas organizaciones de caridad que se involucran en estos temas no dan abasto atendiendo a las necesidades urgentes de cientos de miles de familias, la sociedad sigue dando primacía al derecho a una sanidad pública en sus reclamaciones al Estado. Así lo hace, al menos, cuando vota a partidos políticos que no legislan para que se garanticen los derechos constitucionales ya citados.
Conozco un libro, para mí sagrado, en el que no se contempla la salud como premisa para la felicidad, pero sí, sin embargo, la alimentación y el cobijo: Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Éste es, pues, mi asombro, que el Estado haya garantizado hasta ahora el derecho a la salud pública y no haya hecho lo mismo con el derecho a una vivienda y a una alimentación dignas. Las desigualdades sociales y las cada vez mayores diferencias entre ricos y pobres son tan evidentes que uno ve la Constitución y las leyes que de ella emanan como simple papel mojado y ¡yo sé que otro mundo es posible! ¿Es justo acaso que, si no se nace rico, se haya de estar casi toda la vida pagando un bien como el de la vivienda? ¿Es justo que una
minoría acapare un enorme porcentaje de la riqueza de una sociedad? ¿Es justo que no se reparta el trabajo que existe entre todos los miembros de la población activa? ¿No es verdad que si se legislara para reorganizar mejor la sociedad la partida presupuestaria destinada a la salud pública no sería tan desorbitada? Quien malcome o ha de dormir en la calle suele caer enfermo, y me pregunto, ¿qué es prioritario, garantizar una atención sanitaria o
garantizar una alimentación y un alojamiento dignos con el fin de minimizar el riesgo de caer enfermo?
Confieso que, en este sentido y en algún otro, siempre he albergado la inquietud de no dejar de ser niño. Si es evidente que dos de los pilares de la salud física y psíquica son una sana alimentación y una digna calidad de vida que satisface las necesidades básicas, ¿cómo es posible que una sociedad como la nuestra se rasgue las vestiduras reclamando al Estado que garantice el derecho a una salud pública y no exprese con la misma o mayor intensidad su deseo de que sea el Estado quien garantice el derecho a bien alimentarse y a bien cobijarse?
Mientras la cifra de desahucios del último lustro ronda los 400.000 y mientras los bancos de alimentos y ciertas organizaciones de caridad que se involucran en estos temas no dan abasto atendiendo a las necesidades urgentes de cientos de miles de familias, la sociedad sigue dando primacía al derecho a una sanidad pública en sus reclamaciones al Estado. Así lo hace, al menos, cuando vota a partidos políticos que no legislan para que se garanticen los derechos constitucionales ya citados.
Conozco un libro, para mí sagrado, en el que no se contempla la salud como premisa para la felicidad, pero sí, sin embargo, la alimentación y el cobijo: Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Éste es, pues, mi asombro, que el Estado haya garantizado hasta ahora el derecho a la salud pública y no haya hecho lo mismo con el derecho a una vivienda y a una alimentación dignas. Las desigualdades sociales y las cada vez mayores diferencias entre ricos y pobres son tan evidentes que uno ve la Constitución y las leyes que de ella emanan como simple papel mojado y ¡yo sé que otro mundo es posible! ¿Es justo acaso que, si no se nace rico, se haya de estar casi toda la vida pagando un bien como el de la vivienda? ¿Es justo que una
minoría acapare un enorme porcentaje de la riqueza de una sociedad? ¿Es justo que no se reparta el trabajo que existe entre todos los miembros de la población activa? ¿No es verdad que si se legislara para reorganizar mejor la sociedad la partida presupuestaria destinada a la salud pública no sería tan desorbitada? Quien malcome o ha de dormir en la calle suele caer enfermo, y me pregunto, ¿qué es prioritario, garantizar una atención sanitaria o
garantizar una alimentación y un alojamiento dignos con el fin de minimizar el riesgo de caer enfermo?
27 de noviembre de 2012 Vitoria-Gasteiz
¿Es Normal la unión homosexual?
El pasado día 7 de noviembre y en referencia a la reciente sentencia del Tribunal Constitucional que rechaza el recurso de inconstitucionalidad presentado contra la vigente ley del mal llamado matrimonio homosexual, Diario de Noticias de Álava afirmaba en su editorial que “La reforma de 2005 fue pionera y abrió la puerta a lo que, a día de hoy, es una realidad absolutamente normalizada en la sociedad”.
Se dice que una variable aleatoria continua sigue una distribución Normal si su función de densidad es la conocida campana de Gauss. Recibe dicho nombre debido a que una gran mayoría de las variables aleatorias continuas de la naturaleza sigue dicha distribución.
Si consideramos la variable aleatoria y discreta del número de parejas homosexuales en una muestra de tamaño n de la población de parejas de nuestra sociedad hay que admitir que sigue una ley de distribución Binomial
de parámetros n y p donde p es la proporción de parejas homosexuales que
hay en la población de parejas de toda la sociedad. Actualmente el valor de p es muy pequeño, aproximadamente 0,0011, es decir, un porcentaje equivalente del 0,11%. Es cierto que si se elige un tamaño de muestra elevado, por ejemplo, cerca de 10000 parejas, podría aproximarse por otra distribución, pero ésta sería más bien de tipo Poisson (o de los sucesos raros), nunca mejor dicho, y no de tipo Normal, como al parecer quieren inducirnos a aceptar desde muchos y variados frentes jurídico–político–sociales.
Soy consciente de que en los tiempos que corren esta reflexión puede ser tildada de políticamente incorrecta o incluso delictiva pero al igual que en su día decidí declararme objetor de conciencia e insumiso a la ley que me obligaba a cumplir el servicio militar o la prestación social sustitutoria, lo hago hoy a la ley que prescribe que he de llamar matrimonio a lo que no lo es. Otro asunto muy distinto es que se legisle también para las minorías y a tal efecto se considere sujeto de derechos a este tipo de uniones homosexuales, a lo cual no me opongo, pero mi conciencia me dice que el ejercicio de alguno de esos derechos va en contra de los derechos de otras personas y me refiero a los de los niños.
12 de noviembre de 2012 Vitoria-Gasteiz
En relación con este tema te sugiero la lectura del artículo La sentencia sobre el matrimonio homosexual que publicó el periodista Luis del Pino el 10 de noviembre en www.libertaddigital.com
así como los comentarios que aporté al debate que el mismo suscitó y que transcribo a continuación:
40 Pascual, día 13 de Noviembre de 2012 a las 09:40
Se nos suele llenar la boca enfatizando que el significado de las afirmaciones está siempre unido a un contexto. Pretender que hay ambigüedad en el Artículo 32.1: "El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica" es no querer ver el contexto. Por tanto, no era necesario en el 78 incluir un "entre sí" para dejar claro que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer. Es evidente que si el artículo quisiera dejar abierta la posibilidad a otro tipo de uniones habría rezado más bien, "Toda persona tiene derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica" en concordancia con el resto del texto. Así pues, el contexto siempre es importante y, en mi opinión, el matrimonio es y será siempre la unión de un hombre y una mujer aunque la vigente ley contemple otra cosa.
92 Pascual, día 26 de Noviembre de 2012 a las 09:22
Analogías
Artículo 32.1 de la Constitución: “El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica”.
Ficticio Artículo 32.1 del Reglamento del Consejo Sectorial de Comercio, Hostelería y Turismo: “El vino y el refresco de cola podrán ser utilizados para la obtención de kalimotxo con plena libertad por parte del profesional de turno en cuanto a la proporción de líquidos a emplear”.
Tras la reciente sentencia del Tribunal Constitucional referente al matrimonio se deduce que si se mezcla un vino Rioja con un vino Txakoli o bien si se mezcla un refresco Coca-Cola con otro refresco Pepsi el resultado en ambos casos es una bebida que se entiende, de una forma normalizada en la sociedad, como un kalimotxo. ¡Sin duda y naturalmente! ¡Claro que sí!
Se dice que una variable aleatoria continua sigue una distribución Normal si su función de densidad es la conocida campana de Gauss. Recibe dicho nombre debido a que una gran mayoría de las variables aleatorias continuas de la naturaleza sigue dicha distribución.
Si consideramos la variable aleatoria y discreta del número de parejas homosexuales en una muestra de tamaño n de la población de parejas de nuestra sociedad hay que admitir que sigue una ley de distribución Binomial
de parámetros n y p donde p es la proporción de parejas homosexuales que
hay en la población de parejas de toda la sociedad. Actualmente el valor de p es muy pequeño, aproximadamente 0,0011, es decir, un porcentaje equivalente del 0,11%. Es cierto que si se elige un tamaño de muestra elevado, por ejemplo, cerca de 10000 parejas, podría aproximarse por otra distribución, pero ésta sería más bien de tipo Poisson (o de los sucesos raros), nunca mejor dicho, y no de tipo Normal, como al parecer quieren inducirnos a aceptar desde muchos y variados frentes jurídico–político–sociales.
Soy consciente de que en los tiempos que corren esta reflexión puede ser tildada de políticamente incorrecta o incluso delictiva pero al igual que en su día decidí declararme objetor de conciencia e insumiso a la ley que me obligaba a cumplir el servicio militar o la prestación social sustitutoria, lo hago hoy a la ley que prescribe que he de llamar matrimonio a lo que no lo es. Otro asunto muy distinto es que se legisle también para las minorías y a tal efecto se considere sujeto de derechos a este tipo de uniones homosexuales, a lo cual no me opongo, pero mi conciencia me dice que el ejercicio de alguno de esos derechos va en contra de los derechos de otras personas y me refiero a los de los niños.
12 de noviembre de 2012 Vitoria-Gasteiz
En relación con este tema te sugiero la lectura del artículo La sentencia sobre el matrimonio homosexual que publicó el periodista Luis del Pino el 10 de noviembre en www.libertaddigital.com
así como los comentarios que aporté al debate que el mismo suscitó y que transcribo a continuación:
40 Pascual, día 13 de Noviembre de 2012 a las 09:40
Se nos suele llenar la boca enfatizando que el significado de las afirmaciones está siempre unido a un contexto. Pretender que hay ambigüedad en el Artículo 32.1: "El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica" es no querer ver el contexto. Por tanto, no era necesario en el 78 incluir un "entre sí" para dejar claro que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer. Es evidente que si el artículo quisiera dejar abierta la posibilidad a otro tipo de uniones habría rezado más bien, "Toda persona tiene derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica" en concordancia con el resto del texto. Así pues, el contexto siempre es importante y, en mi opinión, el matrimonio es y será siempre la unión de un hombre y una mujer aunque la vigente ley contemple otra cosa.
92 Pascual, día 26 de Noviembre de 2012 a las 09:22
Analogías
Artículo 32.1 de la Constitución: “El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica”.
Ficticio Artículo 32.1 del Reglamento del Consejo Sectorial de Comercio, Hostelería y Turismo: “El vino y el refresco de cola podrán ser utilizados para la obtención de kalimotxo con plena libertad por parte del profesional de turno en cuanto a la proporción de líquidos a emplear”.
Tras la reciente sentencia del Tribunal Constitucional referente al matrimonio se deduce que si se mezcla un vino Rioja con un vino Txakoli o bien si se mezcla un refresco Coca-Cola con otro refresco Pepsi el resultado en ambos casos es una bebida que se entiende, de una forma normalizada en la sociedad, como un kalimotxo. ¡Sin duda y naturalmente! ¡Claro que sí!
viernes, 4 de octubre de 2013
Proceso de paz
Según declaraciones de Laura Mintegi, “el Gobierno español no sabe lo que significa un proceso de paz; no tiene ni idea”. De su argumentación se desprende que ETA y, al parecer también EHBildu, conocen mejor en qué consiste un proceso de paz y por ello dos de sus miembros detenidos
por la Policía francesa, en colaboración con la Guardia Civil, circulaban por
la calle con pistolas, en un coche robado (¿quizás pacíficamente?) y con placas falsas. Está claro que Laura Mintegi discrepa de la opinión de Gandhi, quien afirmaba aquello de “no hay camino para la paz, la paz es el camino”.
El Correo 2 de noviembre de 2012 Cartas al Director
por la Policía francesa, en colaboración con la Guardia Civil, circulaban por
la calle con pistolas, en un coche robado (¿quizás pacíficamente?) y con placas falsas. Está claro que Laura Mintegi discrepa de la opinión de Gandhi, quien afirmaba aquello de “no hay camino para la paz, la paz es el camino”.
El Correo 2 de noviembre de 2012 Cartas al Director
¿Se puede gastar más de lo que se tiene?
Recientemente en televisión el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, respondía a la pregunta afirmativamente y fundamentaba su postura defendiendo la tesis de que el ciudadano de a pie ha de poder recurrir a un préstamo hipotecario para poder acceder a la compra, por ejemplo, de su vivienda. Se trata evidentemente de una respuesta demagógica y además adolece de superficialidad en su análisis, habida cuenta de que la cuestión que se plantea trasciende lo individual y se sitúa a un nivel más global, por ejemplo, el de toda una sociedad. Además, si lo que un ciudadano pide prestado para comprarse su vivienda, porque no lo tiene, resulta que otro u otros se lo prestan, porque realmente lo tienen, no habría ningún problema,
pues en última instancia “se estaría gastando lo que se tiene”. Pero ésta no es la realidad económico–financiera actual.
Por otro lado, cuando el Presidente Mariano Rajoy afirma que “no se puede gastar lo que no se tiene”, hay que decir que, si bien parece hacer un enfoque correcto, tampoco atiende a la verdad de la realidad. Basta recordar que las entidades bancarias prestan a sus clientes más dinero del que realmente tienen depositado, toda vez que, y al amparo de las leyes actualmente en vigor, actúan con coeficientes de caja muy inferiores al 100%.
En definitiva, que la sociedad en su conjunto ha gastado, gasta y, sospecho que, desgraciadamente gastará, más de lo que tiene, aunque el señor Presidente del Gobierno afirme que no lo va a hacer.
Y el asunto no es baladí habida cuenta de que, según algunos analistas y
teóricos de la Economía, aquí radica la causa de la crisis económica que nos afecta. Tal y como explica en sus libros, conferencias y entrevistas en diversos medios, el catedrático de economía política y profesor en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Jesús Huerta de Soto, la actuación bancaria con coeficientes de caja muy inferiores al 100% conlleva siempre burbuja económica, subida de precios, crisis financiera, recesión y crisis económica. Al parecer, esto ha sido así desde hace siglos y las medidas políticas que se han tomado han sido siempre las mismas: inyección de moneda en los mercados, vía bancos centrales, y expansión crediticia para volver a repetir el vicioso ciclo; cuando en realidad lo que se habría de hacer es modificar, por fin, las leyes bancarias y obligar a estas entidades a actuar con coeficiente de caja del 100%, es decir, a prestar sólo lo que realmente han dejado en ellas sus clientes ahorradores y no más, como vienen haciendo hasta ahora. Se trata de la llamada teoría austríaca del ciclo económico.
Concluyendo, podemos decir que se puede gastar lo que no se tiene, de hecho, se hace, pero añadamos que NO SE DEBE, pues si se hace estamos abocados a vivir cíclicamente crisis económica tras crisis y son muchas las personas que, desgraciadamente, quedan en la gatera. En el entretanto, uno se pregunta si algún día los políticos dejarán su puesto a los entendidos.
20 de septiembre de 2012 Vitoria-Gasteiz
pues en última instancia “se estaría gastando lo que se tiene”. Pero ésta no es la realidad económico–financiera actual.
Por otro lado, cuando el Presidente Mariano Rajoy afirma que “no se puede gastar lo que no se tiene”, hay que decir que, si bien parece hacer un enfoque correcto, tampoco atiende a la verdad de la realidad. Basta recordar que las entidades bancarias prestan a sus clientes más dinero del que realmente tienen depositado, toda vez que, y al amparo de las leyes actualmente en vigor, actúan con coeficientes de caja muy inferiores al 100%.
En definitiva, que la sociedad en su conjunto ha gastado, gasta y, sospecho que, desgraciadamente gastará, más de lo que tiene, aunque el señor Presidente del Gobierno afirme que no lo va a hacer.
Y el asunto no es baladí habida cuenta de que, según algunos analistas y
teóricos de la Economía, aquí radica la causa de la crisis económica que nos afecta. Tal y como explica en sus libros, conferencias y entrevistas en diversos medios, el catedrático de economía política y profesor en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Jesús Huerta de Soto, la actuación bancaria con coeficientes de caja muy inferiores al 100% conlleva siempre burbuja económica, subida de precios, crisis financiera, recesión y crisis económica. Al parecer, esto ha sido así desde hace siglos y las medidas políticas que se han tomado han sido siempre las mismas: inyección de moneda en los mercados, vía bancos centrales, y expansión crediticia para volver a repetir el vicioso ciclo; cuando en realidad lo que se habría de hacer es modificar, por fin, las leyes bancarias y obligar a estas entidades a actuar con coeficiente de caja del 100%, es decir, a prestar sólo lo que realmente han dejado en ellas sus clientes ahorradores y no más, como vienen haciendo hasta ahora. Se trata de la llamada teoría austríaca del ciclo económico.
Concluyendo, podemos decir que se puede gastar lo que no se tiene, de hecho, se hace, pero añadamos que NO SE DEBE, pues si se hace estamos abocados a vivir cíclicamente crisis económica tras crisis y son muchas las personas que, desgraciadamente, quedan en la gatera. En el entretanto, uno se pregunta si algún día los políticos dejarán su puesto a los entendidos.
20 de septiembre de 2012 Vitoria-Gasteiz
Derecho a la vida
El pasado 4 de mayo me pareció ver a Elena Valenciano, vicesecretaria general del PSOE, rasgarse las vestiduras cuando expresaba su disconformidad ante la modificación de la ley del aborto que estudia el actual Gobierno del PP, y lo hacía argumentando que "no puede ser que se tenga que comprar un derecho ni que sólo las mujeres con recursos puedan optar a interrumpir voluntariamente su embarazo".
Sus palabras me llenaron de perplejidad porque la supuesta injusticia es el pan nuestro de cada día en la sociedad en que vivimos; ahí están el derecho a disfrutar de una vivienda digna o el derecho al trabajo. Basta con acordarse de esos miles de familias desahuciadas, o de esos millones de personas
desempleadas, quienes no pueden ejercer sus derechos porque no pueden pagar. Y en ningún momento he visto a Elena Valenciano solidarizarse, por ejemplo, rebajándose su propio sueldo a niveles más universales. Pero peor es que, al amparo de la vigente y eufemísticamente denominada "ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo", califique de derecho lo que no es sino un asesinato. "Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo", advertía el profeta.
Diario ABC 28 de mayo de 2012 Cartas al Director
Sus palabras me llenaron de perplejidad porque la supuesta injusticia es el pan nuestro de cada día en la sociedad en que vivimos; ahí están el derecho a disfrutar de una vivienda digna o el derecho al trabajo. Basta con acordarse de esos miles de familias desahuciadas, o de esos millones de personas
desempleadas, quienes no pueden ejercer sus derechos porque no pueden pagar. Y en ningún momento he visto a Elena Valenciano solidarizarse, por ejemplo, rebajándose su propio sueldo a niveles más universales. Pero peor es que, al amparo de la vigente y eufemísticamente denominada "ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo", califique de derecho lo que no es sino un asesinato. "Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo", advertía el profeta.
Diario ABC 28 de mayo de 2012 Cartas al Director
El ‘condescendiente’ Estatuto del político vasco
Se han podido ver estos días en los medios unas impactantes imágenes de unos soldados del cuerpo estadounidense de Infantería de Marines en las que éstos protagonizaban un deplorable acto al orinar sobre cadáveres de talibanes.
Al parecer, se va a abrir una investigación para castigar a los irrespetuosos soldados. Pero algo parecido es lo que, en mi modesta opinión, han protagonizado nuestros dirigentes parlamentarios, y mucho me temo que las consecuencias van a ser muy distintas. Uno ya está muy harto de las injusticias cometidas por nuestros dirigentes, de sus prebendas o de sus despilfarros, sobre todo ahora, con desahucios sufridos por numerosas familias, con más de cinco millones de desempleados y con millones de personas que llegamos a fin de mes a duras penas a causa de las retenciones que nos practican y de los impuestos que nos cobran.
Yo soy autónomo y lo padezco.
La noticia que motiva esta comparación es el criterio en que se fundamenta la disposición transitoria aprobada en el Parlamento Vasco con los votos del PNV y PSE y que “pretende proteger a los consejeros que han cumplido 60 años” ya que como hasta ahora habían tenido la expectativa de cobro de la pensión máxima, no han debido de cotizar suficiente para ello ni están a tiempo de hacerlo. La diferencia entre estos ilustres y ancianos consejeros que anhelan cobrar de la Seguridad Social la pensión máxima y la inmensa mayoría de ciudadanos, a quienes también nos gustaría cobrarla pero nunca podremos hacerlo, es que ellos bien podrían haber elevado su base de cotización a la S.S. durante el desempeño de sus cargos o, en última instancia, haber contratado un buen plan complementario de pensión privada, mientras que la mayoría de la ciudadanía no, habida cuenta de la diferencia de poder adquisitivo entre unos y otros.
También uno se pregunta si en la elaboración del futuro Estatuto del político vasco, se mantendrá la injusticia de exigir al alto cargo el prolongadísimo plazo mínimo de 2 años de labor para cobrar el complemento de pensión, cuando el resto de la ciudadanía ha de cotizar 37 años para poder optar al 100% de su base de cotización que, insisto, en muy pocos casos es la máxima. ¿Hasta cuándo seguiremos votándoles?
Diario de Noticias de Álava 17 de enero de 2012
Cartas al Director
Al parecer, se va a abrir una investigación para castigar a los irrespetuosos soldados. Pero algo parecido es lo que, en mi modesta opinión, han protagonizado nuestros dirigentes parlamentarios, y mucho me temo que las consecuencias van a ser muy distintas. Uno ya está muy harto de las injusticias cometidas por nuestros dirigentes, de sus prebendas o de sus despilfarros, sobre todo ahora, con desahucios sufridos por numerosas familias, con más de cinco millones de desempleados y con millones de personas que llegamos a fin de mes a duras penas a causa de las retenciones que nos practican y de los impuestos que nos cobran.
Yo soy autónomo y lo padezco.
La noticia que motiva esta comparación es el criterio en que se fundamenta la disposición transitoria aprobada en el Parlamento Vasco con los votos del PNV y PSE y que “pretende proteger a los consejeros que han cumplido 60 años” ya que como hasta ahora habían tenido la expectativa de cobro de la pensión máxima, no han debido de cotizar suficiente para ello ni están a tiempo de hacerlo. La diferencia entre estos ilustres y ancianos consejeros que anhelan cobrar de la Seguridad Social la pensión máxima y la inmensa mayoría de ciudadanos, a quienes también nos gustaría cobrarla pero nunca podremos hacerlo, es que ellos bien podrían haber elevado su base de cotización a la S.S. durante el desempeño de sus cargos o, en última instancia, haber contratado un buen plan complementario de pensión privada, mientras que la mayoría de la ciudadanía no, habida cuenta de la diferencia de poder adquisitivo entre unos y otros.
También uno se pregunta si en la elaboración del futuro Estatuto del político vasco, se mantendrá la injusticia de exigir al alto cargo el prolongadísimo plazo mínimo de 2 años de labor para cobrar el complemento de pensión, cuando el resto de la ciudadanía ha de cotizar 37 años para poder optar al 100% de su base de cotización que, insisto, en muy pocos casos es la máxima. ¿Hasta cuándo seguiremos votándoles?
Diario de Noticias de Álava 17 de enero de 2012
Cartas al Director
De Vitoria a Candás en bicicleta (del 19 al 28 de agosto de 2009)
19 de agosto (miércoles)
Así es, seguramente, como habría comenzado el relato de mi último viaje en bicicleta si no me hubiera convertido al Señor, mi Dios. Pero hoy es ya todo diferente. En realidad, comienzo el viaje con los preparativos un par de días antes. De hecho, el mismo día 18 de agosto por la tarde me hallo cambiando el freno trasero de la bicicleta y revisando algunos componentes de la misma. Aún así, una voz interior me decía que la bicicleta no estaba del todo a punto para realizar un viaje de semejante envergadura: quiero ir al Angliru; pero no le hago caso. Sobre las 9:00 h de la mañana emprendo la marcha no sin antes orar a Dios y pedirle que tome Él el control de todo el viaje. Incluso con la oración, salgo dubitativo y algo temeroso, pues la voz interior me sigue susurrando que la bicicleta no está del todo a punto. Estoy poniendo toda mi confianza en mis propias fuerzas y en mi experiencia acumulada en el pasado acerca de este tipo de viajes, en vez de ponerla plenamente en el Señor, mi Dios. Paso por los pueblos de Aranguiz, Etxabarri-Viña, Berricano, Eribe, Gopegi, Manurga, Zarate, Murguía y a unos diez kilómetros antes de llegar a Amurrio, cuando llevaba aproximadamente un par de horas rodando, de repente, escucho un ruido sordo, enérgico y extraño procedente de mi bicicleta que me sobrecoge y que acelera mi ritmo cardíaco.Freno suavemente mientras desciendo por una cuesta abajo y me detengo para descubrir una fatal avería mecánica en mi máquina. No es un pinchazo ni un reventón de cubierta sino que se trata de la llanta de la rueda trasera. ¡Se ha roto! Interpreto el desgraciado suceso como una "colleja divina", que me recuerda que la advertencia de la voz interior estaba bien fundada: la bicicleta no estaba del todo a punto. Doy gracias a Dios porque no me he caído ni me ha acaecido ningún accidente y me consuelo con su Palabra: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados" (Romanos 8:28). Con calma y con la esperanza de encontrar una tienda de bicicletas abierta en Amurrio continúo la marcha a pie arrastrando con las manos la cargada bicicleta. Cuando ya llevo dos kilómetros andando, un ciclista se detiene a mi lado para interesarse por mi situación y luego me informa con detalle dónde se halla la tienda de bicis Ormaetxea de Amurrio. Yo le comento que he empezado hoy el viaje y que quería ir lejos, a lo que me contesta dándome ánimos y recordándome que "a veces las cosas empiezan mal pero luego terminan bien". Continúo andando y a falta de cinco kilómetros para llegar a Amurrio, un joven conductor detiene el motor de su coche al pasar a mi lado y se interesa también por mi situación. Se llama Jesús Mari y me informa de que Ormaetxea está cerrada y de que en Bilbao es imposible encontrar alguna tienda de bicis abierta ya que están en fiestas: es la Aste Nagusia (Semana Grande).
Jesús Mari me mira, me mira y ..., finalmente, hace suyo mi problema y en una desbordante actitud de empatía y generosidad me sugiere que deje la bicicleta en el baserri (caserío), propiedad de sus aitas (padres), del que ha salido él con su coche, y que coja la rueda rota para ir en su coche a alguna tienda de bicicletas, primero a Orozko, luego a Llodio y finalmente a Vitoria-Gasteiz, habida cuenta de que las visitadas estaban cerradas. En la tienda Ciclos Sport de la C/Francia puedo, gracias a Dios, comprar otra rueda y ... vuelta al caserío. Son casi tres horas de mutua compañía y Jesús Mari no cesa de hablarme: él es también un ciclo-viajero, él también duerme en pórticos de iglesias, en una tienda de campaña o al raso, él también realiza rutas con medias de cien kilómetros por etapa. Su generosidad y la de su familia me pasman. Son una auténtica bendición que viene de Dios, aunque sospecho que ellos lo ignoran. Yo, por mi parte, veo en ellos la indulgencia y misericordia con que ha respondido Dios a mi error. La ama (madre) de Jesús Mari me invita a comer garbanzos y pescado con pimientos de caserío que acepto gustoso y con aprecio. El aita de Jesús Mari me da su opinión referente a la avería: "Posiblemente el exceso de presión de la rueda ha hecho que la junta de la llanta haya cedido y se haya roto". Ahora lo entiendo, por temor a que las ruedas no resistieran la carga de las alforjas, las he hinchado con excesiva presión y "de aquellos polvos, estos lodos", pero Dios, que ha permitido mi error, me ha puesto al lado "la salida". Gracias Señor. El aita de Jesús Mari me dice que "en semejante situación yo me habría puesto a blasfemar pero ya veo que tú no eres de esos". Me despido amablemente dándoles las gracias por todo y le ofrezco a Jesús Mari mi número de teléfono para que me llame cuando quiera y ¡quién sabe si podremos compartir algún viaje juntos! Sobre las 15:30 h retomo la ruta y llego a Artziniega, luego a Villasana de Mena y a Bercedo pasando por el puerto de El Cabrio.
Aquí, los conos de la rueda delantera empiezan a sonar como una orquesta. La rueda está bastante descentrada. Si no creyera en Dios diría que no sé cómo he podido llegar al camping La Isla de Villalázara de Montija. Mi primera etapa ha culminado bastante accidentada; aún así doy muchas gracias a Dios por guardarme. Estoy cansado, pero puedo reponerme con una ducha de agua caliente y una cena de camping. Hablo por teléfono con mis padres y hermano y les tranquilizo diciéndoles que todo va bien gracias a Dios.
20 de agosto (jueves)
He dormido bien en la tienda de campaña. No podía ser de otra manera con Dios en mi corazón. "En paz me acostaré y asimismo dormiré porque sólo tú, Jehová, me haces vivir confiado" (Salmos 4:8). Dios me ha concedido descanso y le doy gracias por la mañana. Después, la recepcionista me informa de que en Espinosa de los Monteros, a unos siete kilómetros, hay una tienda de reparación de bicicletas, la del señor Nando. Quiero ir allí a que me centren la rueda delantera. Al llegar al pueblo pregunto por el señor Nando y un hombre me dice que "¡Buenoo! Ése, hasta las 11:00 h o más tarde no abre la tienda; como ya le falta poco para jubilarse... " Espero paciente y aprovecho para hacer unas compras de víveres. Hoy Nando es puntual y a las 11:00 h está ya en su tienda. Me centra la rueda y me espeta que "la rueda tiene algo, no está perfecta, seguramente algún defecto en el eje". Me asegura que él ha hecho lo que ha podido y que no la puede centrar más. Me fío de él y de su profesionalidad. Ahora la rueda va mejor y escucharle que con ella así puedo seguir rodando me tranquiliza. Nando es, sin duda, otra bendición de Dios en mi camino. Me cobra 1 euro por el trabajo pero yo le doy más del doble para que se tome un café.
Hoy comienzan los puertos de montaña:
El primero de ellos es el Portillo de la Sía que me conduce a Cantabria.
Las vistas panorámicas son magníficas. Pienso constantemente en nuestro Creador a medida que voy ascendiendo el puerto y, así, con sudor y cansancio, no puedo sino maravillarme de la naturaleza por Él creada. Luego subo el puerto de Asón y llego a Arredondo. Mi objetivo final de etapa es llegar a Isla, en la costa cántabra, pero aún me resta subir el puerto de Cruz Usaño.
De allí, voy bajando de altitud y atravieso Solórzano, Hazas de Cesto, San Mamés de Meruelo, Castillo y, finalmente, llego a Isla, donde acampo en el camping Playa de Isla que está junto al mar. La chica de la recepción me ofrece una bonita parcela con vistas al mar. Está leyendo una carta de su novio que es vasco y al ver que yo vivo en Vitoria-Gasteiz me pregunta "¿Sabes vasco?" Le contesto afirmativamente y ella aprovecha para inquirirme "¿Qué significa bihotz bihotzez?" Yo le respondo: "De todo corazón". Dios sigue bendiciéndome. Tras ducharme, recibo a mi hermano Paco que viene en coche desde Llanes (Asturias).
Juntos, disfrutamos de un vespertino baño en el mar Cantábrico nadando a la par hasta una de las boyas. La sensación es inefable. Yo no tengo frío, pero mi hermano prefiere llevar puesto su traje de neopreno. Luego compartimos cena y velada en su coche ya que se pone a llover. Paco toca la guitarra y yo le acompaño con mi armónica e interpretamos una versión de una de las canciones de la iglesia:
"Te amamos con el amor del Señor,
te amamos con el amor del Señor,
porque en ti podemos ver
la belleza de nuestro Dios.
Te amamos con el amor del Señor".
21 de agosto (viernes)
Mi hermano y yo desayunamos juntos y después nos despedimos. Él vuelve a Vitoria-Gasteiz al encuentro de sus hijas Aizaro y Uxue de siete y cuatro años respectivamente, y yo prosigo mi ruta con mi hija Oihana y mi hijo Danel de ocho y cuatro años respectivamente muy presentes en mi corazón. El Espíritu del Señor me lleva a costear durante toda esta etapa. El día es gris y lluvioso pero voy protegido con una capa-chubasquero y lo que es más importante, con el gozo del Señor. Tras salir de Isla
paso por Arnuero, Ajo, Galizano, Somo, Pedreña, Pontejos y llego a Astillero, en la bahía de Santander.
La imagen idustrial de la zona contrasta con la belleza de las panorámicas que contemplo y disfruto desde las montañas. Entre tanta carretera local, comarcal, autonómica, nacional, autovía, caminos, puentes, obras, a veces, me despisto en las grandes ciudades y me toca preguntar más de una vez a los transehúntes e incluso, en ocasiones, desandar algunos kilómetros rodados. ¡Por fin! consigo dar con la carretera que me conduce a Escobedo y en Arce tomo la carretera nacional N-611 para llegar a Viveda y de ahí a Santillana del Mar. La zona es más turística y tranquila. Como un bocata en uno de esos merenderos o área de descanso que suele haber junto a la carretera aprovechando que ha dejado de llover. Retomo la ruta y, a media tarde, llego a Comillas. El cielo está más claro y sale el sol. Tras acampar en el Camping de Comillas voy a pasear a la playa de Comillas y disfruto contemplando el mar.
Estoy sentado en un banco de madera en un parque mirador desde el cuál se contempla muy bien la playa y el horizonte. A mi lado se sienta un matrimonio ya mayor y entablo conversación con el hombre, que lleva bastón y gafas. Hablamos acerca de los idiomas. Él dice hablar cinco. Me confiesa que "en mi opinión es un craso error no priorizar en España la enseñanza del español sobre otros idiomas, incluso sobre el vascuence, si bien éste es conveniente introducirlo desde la más tierna infancia". Luego me revela que "yo he sido economista de profesión y he tenido que asistir a muchas reuniones de alto nivel en varios países de Europa en representación de alguno de los Institutos Estatales competentes en la materia". El hombre es natural de Oñati (Gipuzkoa) y se despide de mí y le dice a su mujer: "Goiaz handik ibiltera" (Vamos a pasear por ahí). Luego me doy un refrescante baño en el mar. Ya de noche, en el camping, mientras espero cerca de los servicios a que se recargue el teléfono móvil aprovecho para deleitarme contemplando las estrellas del firmamento. Y pienso en Jehová, nuestro Dios. Unos niños, con su padre, están explorando el lugar y al verme tocando la armónica me piden una canción que les toco gustosamente:
"Te amamos con el amor del Señor, te amamos con el amor del Señor, porque en ti podemos ver la belleza de nuestro Dios.
Te amamos con el amor del Señor".
22 de agosto (sábado)
Hoy dejo la costa y retomo la ruta del interior. Quiero acercarme a Picos de Europa. Puedo hacerlo por la N-621 pero opto por subir de altitud. Me dirijo a Roiz, luego a Labarces, Bielba, Cades y Sobrelapeña. Las vistas son magníficas y se respira ruralidad, naturaleza.
y también arte.
Subo el collado de Hoz,
paso por Linares y de allí, un trepidante descenso
me conduce a la N-621 por la que ruedo hasta Tama, Ojeda, Potes y, finalmente, La Vega (Vega de Liébana), donde acampo en el camping El Molino. El chico recepcionista me atiende en el bar y me informa de que puedo darme un baño en la poza que hay en el río que pasa junto al camping, lo que hago muy a gusto y sin dudar.
Este final de etapa es toda una bendición de Dios. Luego descanso, repongo fuerzas y me voy a dormir. Al lado de mi tienda acampa una familia de alemanes afincada en Francia y junto a ella otra española que a la mañana siguiente me sorprendió enseñándome una urraca y un cernícalo que llevaba consigo y que estaba amaestrando.
23 de agosto (domingo)
Antes de emprender la marcha compro víveres en un autoservicio del pueblo y el hombre me describe amable y exhaustivamente el perfil del puerto San Glorio que me toca ascender. Me explica todos los detalles, la ubicación de las dos únicas fuentes que hay junto a la carretera y me anima e insiste "aprovecha las fuentes pues el puerto es largo; son dieciséis kilómetros de ascensión". Nada más comenzar a subir me adelantan dos ciclistas y uno de ellos me acompaña unos metros para conversar. Me dice que "yo también suelo hacer ese tipo de viajes. Una vez al año, cojo las alforjas y dejo todo: familia, trabajo, etc. y me pongo en la carretera durante unos días. De hecho, hace pocos días he realizado la ruta desde Fontibre (nacimiento del río Ebro) hasta su desembocadura en el mar Mediterráneo". Su comentario me recuerda la Palabra de Dios: "Y Él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna" (Lucas 18:29,30), pero no le digo nada. He perdido una bonita ocasión de evangelizar. Nos animamos mutuamente y seguimos cada uno a nuestro ritmo. El mío es, obviamente, más lento pues llevo unos quince kilopondios de carga en las alforjas de la parrilla. Durante la ascensión las gotas de sudor van recorriendo todo mi cuerpo y los músculos se tensan y se tensan. La fatiga va haciendo mella pero con pundonor y el soplo de aliento de Dios prosigo el rodaje hasta la cima, donde vuelvo a encontrar a los dos ciclistas que ya comenzaban su descenso. He parado a llenar la cantimplora y el bidón un par de veces haciendo caso a las recomendaciones del comerciante y ¡cómo no! a hacer unas fotos en el mirador.
La panorámica es impresionante. Las montañas están verdes y el cielo es azul intenso. De allí hasta Riaño,
donde finalizo la etapa en el camping Riaño junto al lago. El recepcionista me dice que "por la bici no cobramos" y, jocoso, me espeta que "es más, en mi opinión, a quien llega aquí en bici, sólo por subir la cuesta de la entrada al camping tendríamos que pagarle". Una vez más, disfruto de las bendiciones que Dios tiene preparadas para mí al finalizar esta etapa y le doy las gracias.
Descanso durante toda la tarde en la piscina del pueblo a la que accedo gratis por ser campista. Fotografío el embalse y me dedico a contemplar las montañas cuyas vistas son espléndidas. El lugar se me antoja de ensueño y paradisíaco.
24 de agosto (lunes)
Hoy quiero llegar a Villamanín de la Tercia, el pueblo leonés de donde es originaria mi madre y todos mis tíos maternos ya que mi abuelo materno, Francisco Arias (Paco), estuvo en él destinado durante el primer tercio del siglo XX en un puesto de guarda forestal como corresponsable del vivero, junto con un cuñado suyo llamado Ángel. La etapa es larga y la emprendo con ganas y energía. Burón, Liegos, Acebedo, La Uña y puerto de Tarna.
Aquí entablo conversación con el señor Antonio Vigón. Me informa del perfil de la zona y hablando con él me entero de que "yo fui de los primeros en subir el Angliru en coche cuando aún la pista no estaba asfaltada". En lugar de pasar a Asturias prosigo mi ruta por la provincia leonesa
y llego a Cofiñal, Puebla de Lillo y rodeo el embalse del Porma. Hago fotos, pues las vistas son preciosas.
Llego a Valdecastillo y luego a Boñar. Continúo hasta La Vecilla y en La Mata de Bérbula unos niños me dicen que hay un camping en Valdepiélago. Son las 16:00 h y se escandalizan cuando les digo que tengo intención de llegar a Villamanín de la Tercia (aún me quedan treinta y cuatro kilómetros y llevo ya rodados setenta y cuatro). Prosigo la marcha y llego a Nocedo de Curueño; circulo junto al río Curueño por un desfiladero y los sentidos de la vista, el olfato y el oído me hacen disfrutar de lo lindo. ¡Cuán hermosas son todas las bendiciones que Dios pone a nuestra disposición!
Tomo el cruce a Valverde de Curueño, Genicera, Lavandera y Pedrosa. De allí a Cármenes y a las 19:00 h todavía me quedan nueve kilómetros antes de llegar a Villamanín de la Tercia.
Para mi sorpresa, tengo que subir un collado que me remata el físico.
Finalmente, llego a Villamanín de la Tercia, confiado de que había un camping señalado en mi mapa. Pero al hablar con tres vecinos lugareños me informan de que el camping está cerrado y me sugieren dormir en el mesón La Pradera sito en Fontún, pueblo colindante.
Converso con ellos acerca del pasado de mi abuelo y me dicen que "la única persona del pueblo que lo puede haber conocido es un hombre de unos ochenta y siete años de edad al que llamamos Jalisco o Chatarrero". Me dirijo al mesón y una chica joven amable y guapa me aloja en una de las habitaciones; tras la pertinente ducha, la chica me sirve una exquisita cena con sopa casera y cordero que es toda una bendición. ¡Gracias Señor!
25 de agosto (martes)
Es la séptima etapa del viaje, por lo que decido descansar y aparcar la bicicleta en el Mesón. "Y acabó Dios el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación" (Génesis 2:2,3). Después de desayunar en el mesón y de conversar con su dueño acerca de la escasa actividad agrícola y ganadera del lugar, de que otro mundo es posible y de otros asuntos, me informa de que "en la actualidad la única persona que tiene llave del vivero es un hombre ya jubilado llamado Mario Herrero pues tiene en él una pequeña huerta". Tras facilitarme su dirección me encamino a ella y allí, tras presentarme, Mario y su esposa me atienden cordiales y nos citamos minutos más tarde en el vivero, situado a escasos minutos de paseo a pie de su domicilio.
Yo le hablo a Mario de mi abuelo, pero él no lo conoció. Me explica que la extensión actual del vivero es menor que en el pasado debido a que con parte del terreno el Estado hizo una permuta con el Ayuntamiento del pueblo para construir un colegio. Además el vivero está abandonado. Sólo él trabaja una pequeña huerta
con árboles frutales y, en cualquier caso, por afición y por hacer algo de ejercicio.
Mientras conversamos y me muestra su huerta con garbanzos, judías, zanahorias, tomates, lechugas, lombardas, ciruelos, manzanos, perales, etc. me habla de sus injertos, de que hizo "la mili" en Vitoria-Gasteiz, de que allí reside una hermana suya, de que tiene un hijo informático que no quiere saber nada de la huerta... Yo aprovecho para hacer unas fotos,
y él me habla de cómo trabajaba en tiempos siendo guarda forestal: "Yo iba a todos los sitios en bicicleta". Me dice que "antes de mí hubo otros guardas forestales. Siempre hubo dos viviendo en la planta inferior del edificio. La planta superior era para las vacaciones del ingeniero y para el ayudante".
Mario me enseña los anejos, el de los "gochos" (cerdos) y las palomas,
la cochera,
la chimenea que se cayó del tejado el pasado invierno.
Me informa de que ya se ha hecho algún proyecto de reforma en el pasado pero que todos se quedaban sin presupuesto.
Finalmente, nos despedimos y le pido su dirección de correo para enviarle alguna foto, entre ellas la del espantapájaros Jacinto.
Mario insiste en cargarme las alforjas con ciruelas.
Es mediodía y decido dar un paseo por el pueblo. Me dirijo a la estación de ferrocarril y me informo de horarios de trenes.
Después de hacer alguna compra y alguna foto por los alrededores,
me voy a la piscina municipal a pasar la tarde de asueto, tumbado en el césped y descansando. Aprovecho para leer y escribir algunas notas.
Al caer la tarde y tras el cierre de la piscina, me dirijo a la plaza del pueblo donde unos adolescentes me informan de dónde puedo localizar a "Jalisco". Me acompañan al bar en el que está echando la partida. Les invito a un refresco y espero a que "Jalisco" termine. Está sordo y tengo que alzar bastante la voz. El hombre se llama Santiago y se emociona al recordar el pasado; me comenta que él y mi tío Andrés, hermano mayor de mi madre, eran muy buenos amigos. "Jalisco" recuerda muy bien a mi abuelo Paco y a su cuñado Ángel, pues tenía unos doce o trece años en aquella época. Tras la pequeña entrevista, nos despedimos con un apretón de manos y yo me dirijo al mesón a cenar. Al día siguiente quiero pasar el puerto de Pajares y llegar a la costa asturiana. Hay que descansar.
26 de agosto (miércoles)
El día amanece fresco y tras madrugar comienzo a rodar. Mientras doy las primeras pedaladas desde el mesón, presiento que me están mirando. Vuelvo la cabeza y veo al dueño del mesón La Pradera arrodillado en la carretera trabajando ya desde temprano. Nos despedimos alzando la mano y le expreso en voz alta mis gracias por todo. Comienzo la etapa con ganas habida cuenta de que he descansado durante toda la jornada anterior. Voy circulando y paso por Villanueva de la Tercia, Busdongo de Arbás, y llego al puerto de Pajares. Desde la parte leonesa apenas hay ascenso; es un paseo suave.
Tras coronar y beber un poco de agua inicio el prolongado descenso con algo de recelo. La bajada es espeluznante, sobre todo las primeras rampas ya que son del 18%. Dejo atrás Campomanes y llego a La Pola de Lena donde me detengo en el cruce que me puede conducir a La Vega Riosa para ascender desde allí al Angliru, pero no tengo campings en la zona y opto por reservar mis fuerzas para llegar a la costa y dejar el intento de ascensión del Angliru para otro día habida cuenta de que hay una buena red de ferrocarril de vía estrecha (FEVE) que me puede traer desde la costa hasta La Pola de Lena en pocos minutos. Continúo la marcha disfrutando del tiempo y llego a Mieres; se respira industria así es que opto por tomar una carretera comarcal por la que llego a Rebollada, Olloniego, Manzaneda, Cruces y antes de llegar a Oviedo me detengo a hacer alguna foto.
Después decido almorzar bajo la sombra de un hórreo asturiano. El dueño llega al poco tiempo y al preguntarle si mi bicicleta estorba me contesta que no y que almuerce tranquilo.
El hórreo asturiano es un granero de madera levantado sobre unos pilares que lo aislan del suelo. Dentro se pueden guardar el grano, las frutas y hortalizas, la matanza y aperos agrícolas. Además bajo él y protegidos de la lluvia, se suelen encontrar también el carro, el arado o la leña recogida para el invierno. Los densos bosques asturianos siempre han proporcionado suficiente materia prima para construirlos, casi siempre de castaño o roble.
Como la comarcal por la que circulo va a cierta altitud, para llegar a Oviedo he de bajar algunas cuestas prolongadas. Llego a la capital de Asturias sobre las tres de la tarde. El impresionante tráfico me desalienta por lo que decido abandonarla con prontitud. Para ello tomo la N-634 que va a Santander y voy dejando atrás Colloto, La Sierra, Barreda, Nora. Aquí un puente medieval me invita a detener mis pasos y a hacer alguna foto.
Prosigo el camino y me desvío hacia Noreña por otra carretera comarcal. El firme es bueno y las vistas son magníficas.
Me voy acercando al mar. Llantones, Mareo de Arriba y finalmente Gijón. Enseguida me dirijo a la playa y en el trayecto por la ciudad localizo pronto la estación de ferrocarril de RENFE y junto a ella la de FEVE. Fotografío el paseo marítimo
y pensando que ya volveré otro día más tranquilo y en tren decido alejarme unos kilómetros de la ciudad para acampar en algún camping costero más hacia el oeste. El Espíritu me lleva a Candás por una carretera autonómica que va por el interior: Veriña, Granda, Albandí, Perlora y ¡por fin! Candás. Son las siete de la tarde y tras acampar me da tiempo a darme un baño en el mar. El camping Perlora está situado a la orilla del mar, sobre un acantilado. Las vistas y la sensación son espléndidas.
¡Qué bendición de Dios! El Señor pone gozo en mi corazón.
Luego voy a tomar los últimos rayos del sol al malecón, sobre unas piedras, como hace el resto de bañistas.
Me he quedado algo frío y decido ir al camping a ducharme, a cenar austeramente y a descansar. Tengo motivos para darle a Dios muchas gracias. Antes de acostarme en el saco, miro el mapa y veo que tengo bastante fácil ir en tren a La Vega Riosa para subir desde allí al Angliru mañana. Pero antes he de ir a Gijón a informarme bien de horarios de vuelta a Vitoria-Gasteiz. Dios dirá. Mañana será otro día, si Dios quiere. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal (Mateo 6:34).
27 de agosto (jueves)
Amanece un día soleado. Tras desayunar me doy un paseo hasta la estación de FEVE de Perlora; un operario me informa de horarios para ir a Gijón. Luego voy al pueblo de Candás y, tras comprar algo de comida y unos regalos para mi hija Oihana y mi hijo Danel y hacer algunas fotos,
decido coger el tren a Gijón; son apenas quince minutos. Mientras espero en el apeadero, observo a un ataviado ciclista entrado en años muy simpático y extrovertido que habla espontáneamente con una adolescente. Al parecer, no se conocen pero charlando se dan cuenta de que tienen conocidos comunes en el pueblo. Al venir el tren se despiden con besos y, como yo, el ciclista entra con su bicicleta para ir a Gijón. Me pongo a charlar con él y me informa de lo que puedo hacer para subir el Angliru. Se llama Fernando González, está cansado y se va durmiendo. Aún así, me da sus señas para que le escriba cuando quiera: "C/ Marqués de San Esteban, nº XXXXX 33206 Gijón". Me dice que "conozco a una peña ciclista de Vitoria-Gasteiz con la que solemos hacer intercambios". En Gijón me informo bien en la estación de RENFE para volver a casa. Al parecer, no tengo posibilidad de coger trenes regionales el fin de semana, tan sólo los días laborables. Veo desvanecerse ante mí la ocasión de subir al Angliru. Otra vez será. La verdad es que mi musculatura y tendones ya están tocados después de los kilómetros rodados. Compro los billetes de tren y me vuelvo a Candás. Mañana me espera un día largo de tren. He de madrugar para coger a las seis y media de la mañana un tren de FEVE de Candás a Gijón. En Gijón y con sólo diez minutos de intervalo he de coger un tren de cercanías de RENFE que me lleve a León. En León tengo que coger a las 13:20 un tren regional a Palencia y en Palencia otro a las 16:29 que me lleve ¡por fin! a Vitoria-Gasteiz. Dejo todo en manos del Señor y me pongo a pensar en la deliciosa tarde de asueto que me espera en la playa de Candás. Me baño y me baño una y otra vez. Entre baño y baño mis pensamientos intentan recapitular lo que ha sido el enriquecedor viaje y agradezco a Dios todas sus bendiciones. ¡Cuán Glorioso eres Señor! Ya al meterse el sol me retiro al camping a ducharme y hago alguna foto.
Tras la ducha me visto y opto por ir a cenar a alguna de las sidrerías del pueblo; creo que merezco este regalito gastronómico. En el paseo no me resisto a fotografiar el pueblo de lejos.
Las terrazas de los restaurantes del puerto están abarrotadas de turistas. Yo prefiero explorar internándome por el pueblo hasta que en la calle Rufo Rendueles 4, gracias a Dios encuentro una que ¡milagro! está casi vacía: Sidrería El Muelle.
Tan sólo algún cliente del pueblo apurando su sidra en la barra. Entro y me dejo asesorar por el camarero y dueño: "Rodajas de calamares rebozados, parrochas (sardinas pescadas en la zona), botella de sidra, pan y café". Doy gracias a Dios por este banquete y disfruto de lo lindo. Se trata de un local relativamente pequeño, pero muy agradable. Se encuentra decorado con motivos marineros: redes, nudos, fotos de barcos... Es un establecimiento que resulta muy agradable y acogedor. La carta es bastante amplia. El Muelle es un buen lugar donde ir a comer o cenar de tapas por un buen precio. La sidrería es familiar; tan sólo se hallan en ella el joven dueño, que me sirve atento y amigable, su esposa y su hija de cinco o seis años, quien mientras yo ceno se dedica a dibujar lo que su padre le va sugiriendo: "Ahora vas a pintar un prado con ovejas, el sol y nubes en el cielo". Yo ya he terminado y después de pagar la cuenta y despedirme agradecido del dueño me dirijo a la mesa donde está su hija. Le pregunto si me deja ayudarle a pintar una oveja y me contesta afirmativamente. Como hiciera el protagonista de Saint-Exupéry, yo le dibujo una caja con agujeros respiraderos y le sugiero que le diga a su padre que la oveja está dentro de la caja, pero que no se ve. Ella me mira con intriga y me asegura que se lo va a decir a su padre. Nos despedimos con una sonrisa. De vuelta al camping ya es de noche y siento el efecto de la botella de sidra. Dejo todo preparado en la tienda de campaña para madrugar y partir al día siguiente. He puesto el despertador a las 5:00 h pero a eso de las 3:00 me despiertan los ronquidos de un campista que duerme justo en la parcela contigua a la mía. Pienso que es el despertador que me ha puesto el Señor, por si falla el mío. Como el ruido me impide conciliar el sueño, me levanto, recojo la tienda y me voy al servicio. Me encuentro con el vigilante del camping con el que me pongo a charlar. Se llama Ramón. Comentamos lo de los ronquidos del campista y Ramón me hace señas de que le acerque mi oído y me dice en voz muy baja: "Parece un jabalí". Reímos los dos. Luego me comenta que "yo vengo todos los días a trabajar en tren pues no tengo coche". Ramón es de mi edad más o menos e intuyo que es como un ángel de Dios. Me da conversación e indicaciones para ir a la estación de Perlora. A Ramón le encanta la lectura y le parece formidable el viaje que yo he hecho. Él también suele leer libros de viajes. Nos despedimos con un fuerte apretón de manos y con cierto brillo en nuestros ojos. Es cierto que aún pueden encontrarse hombres humildes en esta sociedad. Ramón es uno de ellos. A las 6:30 cojo puntual el tren de FEVE que me lleva a Gijón. En cinco minutos tengo que cambiar de andén y comprar el billete del tren de cercanías que me conduce a León. El resto del regreso transcurre con tranquilidad gracias a Dios. En León aprovecho para desayunar y en Palencia para comer. A las siete de la tarde aproximadamente llego a Vitoria-Gasteiz y voy en bici a casa. ¡Gracias por guardarme Jehová!
19 al 28 de agosto de 2009 Vitoria-Gasteiz
"Con la conciencia tranquila por el deber cumplido y después de dos años de paciente espera y represión de deseos ciclo-viajeros, ¡por fin!, parto, como otras veces, solo, en bicicleta y desde casa; cierto es que lo hago con el rumbo difuso, mas con el firme deseo de hacer camino rodando, exponiéndome en vivo y en directo a sensaciones instantáneas, a nuevas percepciones, a estímulos desconocidos... Como casi todas las experiencias, ésta, la de viajar solo y en bicicleta, también puede aprovecharse para conocerse uno un poco más a sí mismo, para sentir las limitaciones propias de nuestro cuerpo, sus necesidades, su funcionamiento, su enorme capacidad de regeneración y recuperación, así como la de su resistencia y sacrificio".
Así es, seguramente, como habría comenzado el relato de mi último viaje en bicicleta si no me hubiera convertido al Señor, mi Dios. Pero hoy es ya todo diferente. En realidad, comienzo el viaje con los preparativos un par de días antes. De hecho, el mismo día 18 de agosto por la tarde me hallo cambiando el freno trasero de la bicicleta y revisando algunos componentes de la misma. Aún así, una voz interior me decía que la bicicleta no estaba del todo a punto para realizar un viaje de semejante envergadura: quiero ir al Angliru; pero no le hago caso. Sobre las 9:00 h de la mañana emprendo la marcha no sin antes orar a Dios y pedirle que tome Él el control de todo el viaje. Incluso con la oración, salgo dubitativo y algo temeroso, pues la voz interior me sigue susurrando que la bicicleta no está del todo a punto. Estoy poniendo toda mi confianza en mis propias fuerzas y en mi experiencia acumulada en el pasado acerca de este tipo de viajes, en vez de ponerla plenamente en el Señor, mi Dios. Paso por los pueblos de Aranguiz, Etxabarri-Viña, Berricano, Eribe, Gopegi, Manurga, Zarate, Murguía y a unos diez kilómetros antes de llegar a Amurrio, cuando llevaba aproximadamente un par de horas rodando, de repente, escucho un ruido sordo, enérgico y extraño procedente de mi bicicleta que me sobrecoge y que acelera mi ritmo cardíaco.Freno suavemente mientras desciendo por una cuesta abajo y me detengo para descubrir una fatal avería mecánica en mi máquina. No es un pinchazo ni un reventón de cubierta sino que se trata de la llanta de la rueda trasera. ¡Se ha roto! Interpreto el desgraciado suceso como una "colleja divina", que me recuerda que la advertencia de la voz interior estaba bien fundada: la bicicleta no estaba del todo a punto. Doy gracias a Dios porque no me he caído ni me ha acaecido ningún accidente y me consuelo con su Palabra: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados" (Romanos 8:28). Con calma y con la esperanza de encontrar una tienda de bicicletas abierta en Amurrio continúo la marcha a pie arrastrando con las manos la cargada bicicleta. Cuando ya llevo dos kilómetros andando, un ciclista se detiene a mi lado para interesarse por mi situación y luego me informa con detalle dónde se halla la tienda de bicis Ormaetxea de Amurrio. Yo le comento que he empezado hoy el viaje y que quería ir lejos, a lo que me contesta dándome ánimos y recordándome que "a veces las cosas empiezan mal pero luego terminan bien". Continúo andando y a falta de cinco kilómetros para llegar a Amurrio, un joven conductor detiene el motor de su coche al pasar a mi lado y se interesa también por mi situación. Se llama Jesús Mari y me informa de que Ormaetxea está cerrada y de que en Bilbao es imposible encontrar alguna tienda de bicis abierta ya que están en fiestas: es la Aste Nagusia (Semana Grande).
Jesús Mari me mira, me mira y ..., finalmente, hace suyo mi problema y en una desbordante actitud de empatía y generosidad me sugiere que deje la bicicleta en el baserri (caserío), propiedad de sus aitas (padres), del que ha salido él con su coche, y que coja la rueda rota para ir en su coche a alguna tienda de bicicletas, primero a Orozko, luego a Llodio y finalmente a Vitoria-Gasteiz, habida cuenta de que las visitadas estaban cerradas. En la tienda Ciclos Sport de la C/Francia puedo, gracias a Dios, comprar otra rueda y ... vuelta al caserío. Son casi tres horas de mutua compañía y Jesús Mari no cesa de hablarme: él es también un ciclo-viajero, él también duerme en pórticos de iglesias, en una tienda de campaña o al raso, él también realiza rutas con medias de cien kilómetros por etapa. Su generosidad y la de su familia me pasman. Son una auténtica bendición que viene de Dios, aunque sospecho que ellos lo ignoran. Yo, por mi parte, veo en ellos la indulgencia y misericordia con que ha respondido Dios a mi error. La ama (madre) de Jesús Mari me invita a comer garbanzos y pescado con pimientos de caserío que acepto gustoso y con aprecio. El aita de Jesús Mari me da su opinión referente a la avería: "Posiblemente el exceso de presión de la rueda ha hecho que la junta de la llanta haya cedido y se haya roto". Ahora lo entiendo, por temor a que las ruedas no resistieran la carga de las alforjas, las he hinchado con excesiva presión y "de aquellos polvos, estos lodos", pero Dios, que ha permitido mi error, me ha puesto al lado "la salida". Gracias Señor. El aita de Jesús Mari me dice que "en semejante situación yo me habría puesto a blasfemar pero ya veo que tú no eres de esos". Me despido amablemente dándoles las gracias por todo y le ofrezco a Jesús Mari mi número de teléfono para que me llame cuando quiera y ¡quién sabe si podremos compartir algún viaje juntos! Sobre las 15:30 h retomo la ruta y llego a Artziniega, luego a Villasana de Mena y a Bercedo pasando por el puerto de El Cabrio.
Aquí, los conos de la rueda delantera empiezan a sonar como una orquesta. La rueda está bastante descentrada. Si no creyera en Dios diría que no sé cómo he podido llegar al camping La Isla de Villalázara de Montija. Mi primera etapa ha culminado bastante accidentada; aún así doy muchas gracias a Dios por guardarme. Estoy cansado, pero puedo reponerme con una ducha de agua caliente y una cena de camping. Hablo por teléfono con mis padres y hermano y les tranquilizo diciéndoles que todo va bien gracias a Dios.
20 de agosto (jueves)
He dormido bien en la tienda de campaña. No podía ser de otra manera con Dios en mi corazón. "En paz me acostaré y asimismo dormiré porque sólo tú, Jehová, me haces vivir confiado" (Salmos 4:8). Dios me ha concedido descanso y le doy gracias por la mañana. Después, la recepcionista me informa de que en Espinosa de los Monteros, a unos siete kilómetros, hay una tienda de reparación de bicicletas, la del señor Nando. Quiero ir allí a que me centren la rueda delantera. Al llegar al pueblo pregunto por el señor Nando y un hombre me dice que "¡Buenoo! Ése, hasta las 11:00 h o más tarde no abre la tienda; como ya le falta poco para jubilarse... " Espero paciente y aprovecho para hacer unas compras de víveres. Hoy Nando es puntual y a las 11:00 h está ya en su tienda. Me centra la rueda y me espeta que "la rueda tiene algo, no está perfecta, seguramente algún defecto en el eje". Me asegura que él ha hecho lo que ha podido y que no la puede centrar más. Me fío de él y de su profesionalidad. Ahora la rueda va mejor y escucharle que con ella así puedo seguir rodando me tranquiliza. Nando es, sin duda, otra bendición de Dios en mi camino. Me cobra 1 euro por el trabajo pero yo le doy más del doble para que se tome un café.
Hoy comienzan los puertos de montaña:
El primero de ellos es el Portillo de la Sía que me conduce a Cantabria.
Las vistas panorámicas son magníficas. Pienso constantemente en nuestro Creador a medida que voy ascendiendo el puerto y, así, con sudor y cansancio, no puedo sino maravillarme de la naturaleza por Él creada. Luego subo el puerto de Asón y llego a Arredondo. Mi objetivo final de etapa es llegar a Isla, en la costa cántabra, pero aún me resta subir el puerto de Cruz Usaño.
De allí, voy bajando de altitud y atravieso Solórzano, Hazas de Cesto, San Mamés de Meruelo, Castillo y, finalmente, llego a Isla, donde acampo en el camping Playa de Isla que está junto al mar. La chica de la recepción me ofrece una bonita parcela con vistas al mar. Está leyendo una carta de su novio que es vasco y al ver que yo vivo en Vitoria-Gasteiz me pregunta "¿Sabes vasco?" Le contesto afirmativamente y ella aprovecha para inquirirme "¿Qué significa bihotz bihotzez?" Yo le respondo: "De todo corazón". Dios sigue bendiciéndome. Tras ducharme, recibo a mi hermano Paco que viene en coche desde Llanes (Asturias).
Juntos, disfrutamos de un vespertino baño en el mar Cantábrico nadando a la par hasta una de las boyas. La sensación es inefable. Yo no tengo frío, pero mi hermano prefiere llevar puesto su traje de neopreno. Luego compartimos cena y velada en su coche ya que se pone a llover. Paco toca la guitarra y yo le acompaño con mi armónica e interpretamos una versión de una de las canciones de la iglesia:
"Te amamos con el amor del Señor,
te amamos con el amor del Señor,
porque en ti podemos ver
la belleza de nuestro Dios.
Te amamos con el amor del Señor".
21 de agosto (viernes)
Mi hermano y yo desayunamos juntos y después nos despedimos. Él vuelve a Vitoria-Gasteiz al encuentro de sus hijas Aizaro y Uxue de siete y cuatro años respectivamente, y yo prosigo mi ruta con mi hija Oihana y mi hijo Danel de ocho y cuatro años respectivamente muy presentes en mi corazón. El Espíritu del Señor me lleva a costear durante toda esta etapa. El día es gris y lluvioso pero voy protegido con una capa-chubasquero y lo que es más importante, con el gozo del Señor. Tras salir de Isla
paso por Arnuero, Ajo, Galizano, Somo, Pedreña, Pontejos y llego a Astillero, en la bahía de Santander.
La imagen idustrial de la zona contrasta con la belleza de las panorámicas que contemplo y disfruto desde las montañas. Entre tanta carretera local, comarcal, autonómica, nacional, autovía, caminos, puentes, obras, a veces, me despisto en las grandes ciudades y me toca preguntar más de una vez a los transehúntes e incluso, en ocasiones, desandar algunos kilómetros rodados. ¡Por fin! consigo dar con la carretera que me conduce a Escobedo y en Arce tomo la carretera nacional N-611 para llegar a Viveda y de ahí a Santillana del Mar. La zona es más turística y tranquila. Como un bocata en uno de esos merenderos o área de descanso que suele haber junto a la carretera aprovechando que ha dejado de llover. Retomo la ruta y, a media tarde, llego a Comillas. El cielo está más claro y sale el sol. Tras acampar en el Camping de Comillas voy a pasear a la playa de Comillas y disfruto contemplando el mar.
Estoy sentado en un banco de madera en un parque mirador desde el cuál se contempla muy bien la playa y el horizonte. A mi lado se sienta un matrimonio ya mayor y entablo conversación con el hombre, que lleva bastón y gafas. Hablamos acerca de los idiomas. Él dice hablar cinco. Me confiesa que "en mi opinión es un craso error no priorizar en España la enseñanza del español sobre otros idiomas, incluso sobre el vascuence, si bien éste es conveniente introducirlo desde la más tierna infancia". Luego me revela que "yo he sido economista de profesión y he tenido que asistir a muchas reuniones de alto nivel en varios países de Europa en representación de alguno de los Institutos Estatales competentes en la materia". El hombre es natural de Oñati (Gipuzkoa) y se despide de mí y le dice a su mujer: "Goiaz handik ibiltera" (Vamos a pasear por ahí). Luego me doy un refrescante baño en el mar. Ya de noche, en el camping, mientras espero cerca de los servicios a que se recargue el teléfono móvil aprovecho para deleitarme contemplando las estrellas del firmamento. Y pienso en Jehová, nuestro Dios. Unos niños, con su padre, están explorando el lugar y al verme tocando la armónica me piden una canción que les toco gustosamente:
"Te amamos con el amor del Señor, te amamos con el amor del Señor, porque en ti podemos ver la belleza de nuestro Dios.
Te amamos con el amor del Señor".
22 de agosto (sábado)
Hoy dejo la costa y retomo la ruta del interior. Quiero acercarme a Picos de Europa. Puedo hacerlo por la N-621 pero opto por subir de altitud. Me dirijo a Roiz, luego a Labarces, Bielba, Cades y Sobrelapeña. Las vistas son magníficas y se respira ruralidad, naturaleza.
y también arte.
Subo el collado de Hoz,
paso por Linares y de allí, un trepidante descenso
me conduce a la N-621 por la que ruedo hasta Tama, Ojeda, Potes y, finalmente, La Vega (Vega de Liébana), donde acampo en el camping El Molino. El chico recepcionista me atiende en el bar y me informa de que puedo darme un baño en la poza que hay en el río que pasa junto al camping, lo que hago muy a gusto y sin dudar.
Este final de etapa es toda una bendición de Dios. Luego descanso, repongo fuerzas y me voy a dormir. Al lado de mi tienda acampa una familia de alemanes afincada en Francia y junto a ella otra española que a la mañana siguiente me sorprendió enseñándome una urraca y un cernícalo que llevaba consigo y que estaba amaestrando.
23 de agosto (domingo)
Antes de emprender la marcha compro víveres en un autoservicio del pueblo y el hombre me describe amable y exhaustivamente el perfil del puerto San Glorio que me toca ascender. Me explica todos los detalles, la ubicación de las dos únicas fuentes que hay junto a la carretera y me anima e insiste "aprovecha las fuentes pues el puerto es largo; son dieciséis kilómetros de ascensión". Nada más comenzar a subir me adelantan dos ciclistas y uno de ellos me acompaña unos metros para conversar. Me dice que "yo también suelo hacer ese tipo de viajes. Una vez al año, cojo las alforjas y dejo todo: familia, trabajo, etc. y me pongo en la carretera durante unos días. De hecho, hace pocos días he realizado la ruta desde Fontibre (nacimiento del río Ebro) hasta su desembocadura en el mar Mediterráneo". Su comentario me recuerda la Palabra de Dios: "Y Él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna" (Lucas 18:29,30), pero no le digo nada. He perdido una bonita ocasión de evangelizar. Nos animamos mutuamente y seguimos cada uno a nuestro ritmo. El mío es, obviamente, más lento pues llevo unos quince kilopondios de carga en las alforjas de la parrilla. Durante la ascensión las gotas de sudor van recorriendo todo mi cuerpo y los músculos se tensan y se tensan. La fatiga va haciendo mella pero con pundonor y el soplo de aliento de Dios prosigo el rodaje hasta la cima, donde vuelvo a encontrar a los dos ciclistas que ya comenzaban su descenso. He parado a llenar la cantimplora y el bidón un par de veces haciendo caso a las recomendaciones del comerciante y ¡cómo no! a hacer unas fotos en el mirador.
La panorámica es impresionante. Las montañas están verdes y el cielo es azul intenso. De allí hasta Riaño,
donde finalizo la etapa en el camping Riaño junto al lago. El recepcionista me dice que "por la bici no cobramos" y, jocoso, me espeta que "es más, en mi opinión, a quien llega aquí en bici, sólo por subir la cuesta de la entrada al camping tendríamos que pagarle". Una vez más, disfruto de las bendiciones que Dios tiene preparadas para mí al finalizar esta etapa y le doy las gracias.
Descanso durante toda la tarde en la piscina del pueblo a la que accedo gratis por ser campista. Fotografío el embalse y me dedico a contemplar las montañas cuyas vistas son espléndidas. El lugar se me antoja de ensueño y paradisíaco.
24 de agosto (lunes)
Hoy quiero llegar a Villamanín de la Tercia, el pueblo leonés de donde es originaria mi madre y todos mis tíos maternos ya que mi abuelo materno, Francisco Arias (Paco), estuvo en él destinado durante el primer tercio del siglo XX en un puesto de guarda forestal como corresponsable del vivero, junto con un cuñado suyo llamado Ángel. La etapa es larga y la emprendo con ganas y energía. Burón, Liegos, Acebedo, La Uña y puerto de Tarna.
Aquí entablo conversación con el señor Antonio Vigón. Me informa del perfil de la zona y hablando con él me entero de que "yo fui de los primeros en subir el Angliru en coche cuando aún la pista no estaba asfaltada". En lugar de pasar a Asturias prosigo mi ruta por la provincia leonesa
y llego a Cofiñal, Puebla de Lillo y rodeo el embalse del Porma. Hago fotos, pues las vistas son preciosas.
Llego a Valdecastillo y luego a Boñar. Continúo hasta La Vecilla y en La Mata de Bérbula unos niños me dicen que hay un camping en Valdepiélago. Son las 16:00 h y se escandalizan cuando les digo que tengo intención de llegar a Villamanín de la Tercia (aún me quedan treinta y cuatro kilómetros y llevo ya rodados setenta y cuatro). Prosigo la marcha y llego a Nocedo de Curueño; circulo junto al río Curueño por un desfiladero y los sentidos de la vista, el olfato y el oído me hacen disfrutar de lo lindo. ¡Cuán hermosas son todas las bendiciones que Dios pone a nuestra disposición!
Tomo el cruce a Valverde de Curueño, Genicera, Lavandera y Pedrosa. De allí a Cármenes y a las 19:00 h todavía me quedan nueve kilómetros antes de llegar a Villamanín de la Tercia.
Para mi sorpresa, tengo que subir un collado que me remata el físico.
Finalmente, llego a Villamanín de la Tercia, confiado de que había un camping señalado en mi mapa. Pero al hablar con tres vecinos lugareños me informan de que el camping está cerrado y me sugieren dormir en el mesón La Pradera sito en Fontún, pueblo colindante.
Converso con ellos acerca del pasado de mi abuelo y me dicen que "la única persona del pueblo que lo puede haber conocido es un hombre de unos ochenta y siete años de edad al que llamamos Jalisco o Chatarrero". Me dirijo al mesón y una chica joven amable y guapa me aloja en una de las habitaciones; tras la pertinente ducha, la chica me sirve una exquisita cena con sopa casera y cordero que es toda una bendición. ¡Gracias Señor!
25 de agosto (martes)
Es la séptima etapa del viaje, por lo que decido descansar y aparcar la bicicleta en el Mesón. "Y acabó Dios el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación" (Génesis 2:2,3). Después de desayunar en el mesón y de conversar con su dueño acerca de la escasa actividad agrícola y ganadera del lugar, de que otro mundo es posible y de otros asuntos, me informa de que "en la actualidad la única persona que tiene llave del vivero es un hombre ya jubilado llamado Mario Herrero pues tiene en él una pequeña huerta". Tras facilitarme su dirección me encamino a ella y allí, tras presentarme, Mario y su esposa me atienden cordiales y nos citamos minutos más tarde en el vivero, situado a escasos minutos de paseo a pie de su domicilio.
Yo le hablo a Mario de mi abuelo, pero él no lo conoció. Me explica que la extensión actual del vivero es menor que en el pasado debido a que con parte del terreno el Estado hizo una permuta con el Ayuntamiento del pueblo para construir un colegio. Además el vivero está abandonado. Sólo él trabaja una pequeña huerta
con árboles frutales y, en cualquier caso, por afición y por hacer algo de ejercicio.
Mientras conversamos y me muestra su huerta con garbanzos, judías, zanahorias, tomates, lechugas, lombardas, ciruelos, manzanos, perales, etc. me habla de sus injertos, de que hizo "la mili" en Vitoria-Gasteiz, de que allí reside una hermana suya, de que tiene un hijo informático que no quiere saber nada de la huerta... Yo aprovecho para hacer unas fotos,
y él me habla de cómo trabajaba en tiempos siendo guarda forestal: "Yo iba a todos los sitios en bicicleta". Me dice que "antes de mí hubo otros guardas forestales. Siempre hubo dos viviendo en la planta inferior del edificio. La planta superior era para las vacaciones del ingeniero y para el ayudante".
Mario me enseña los anejos, el de los "gochos" (cerdos) y las palomas,
la cochera,
la chimenea que se cayó del tejado el pasado invierno.
Me informa de que ya se ha hecho algún proyecto de reforma en el pasado pero que todos se quedaban sin presupuesto.
Finalmente, nos despedimos y le pido su dirección de correo para enviarle alguna foto, entre ellas la del espantapájaros Jacinto.
Mario insiste en cargarme las alforjas con ciruelas.
Es mediodía y decido dar un paseo por el pueblo. Me dirijo a la estación de ferrocarril y me informo de horarios de trenes.
Después de hacer alguna compra y alguna foto por los alrededores,
me voy a la piscina municipal a pasar la tarde de asueto, tumbado en el césped y descansando. Aprovecho para leer y escribir algunas notas.
Al caer la tarde y tras el cierre de la piscina, me dirijo a la plaza del pueblo donde unos adolescentes me informan de dónde puedo localizar a "Jalisco". Me acompañan al bar en el que está echando la partida. Les invito a un refresco y espero a que "Jalisco" termine. Está sordo y tengo que alzar bastante la voz. El hombre se llama Santiago y se emociona al recordar el pasado; me comenta que él y mi tío Andrés, hermano mayor de mi madre, eran muy buenos amigos. "Jalisco" recuerda muy bien a mi abuelo Paco y a su cuñado Ángel, pues tenía unos doce o trece años en aquella época. Tras la pequeña entrevista, nos despedimos con un apretón de manos y yo me dirijo al mesón a cenar. Al día siguiente quiero pasar el puerto de Pajares y llegar a la costa asturiana. Hay que descansar.
26 de agosto (miércoles)
El día amanece fresco y tras madrugar comienzo a rodar. Mientras doy las primeras pedaladas desde el mesón, presiento que me están mirando. Vuelvo la cabeza y veo al dueño del mesón La Pradera arrodillado en la carretera trabajando ya desde temprano. Nos despedimos alzando la mano y le expreso en voz alta mis gracias por todo. Comienzo la etapa con ganas habida cuenta de que he descansado durante toda la jornada anterior. Voy circulando y paso por Villanueva de la Tercia, Busdongo de Arbás, y llego al puerto de Pajares. Desde la parte leonesa apenas hay ascenso; es un paseo suave.
Tras coronar y beber un poco de agua inicio el prolongado descenso con algo de recelo. La bajada es espeluznante, sobre todo las primeras rampas ya que son del 18%. Dejo atrás Campomanes y llego a La Pola de Lena donde me detengo en el cruce que me puede conducir a La Vega Riosa para ascender desde allí al Angliru, pero no tengo campings en la zona y opto por reservar mis fuerzas para llegar a la costa y dejar el intento de ascensión del Angliru para otro día habida cuenta de que hay una buena red de ferrocarril de vía estrecha (FEVE) que me puede traer desde la costa hasta La Pola de Lena en pocos minutos. Continúo la marcha disfrutando del tiempo y llego a Mieres; se respira industria así es que opto por tomar una carretera comarcal por la que llego a Rebollada, Olloniego, Manzaneda, Cruces y antes de llegar a Oviedo me detengo a hacer alguna foto.
Después decido almorzar bajo la sombra de un hórreo asturiano. El dueño llega al poco tiempo y al preguntarle si mi bicicleta estorba me contesta que no y que almuerce tranquilo.
El hórreo asturiano es un granero de madera levantado sobre unos pilares que lo aislan del suelo. Dentro se pueden guardar el grano, las frutas y hortalizas, la matanza y aperos agrícolas. Además bajo él y protegidos de la lluvia, se suelen encontrar también el carro, el arado o la leña recogida para el invierno. Los densos bosques asturianos siempre han proporcionado suficiente materia prima para construirlos, casi siempre de castaño o roble.
Como la comarcal por la que circulo va a cierta altitud, para llegar a Oviedo he de bajar algunas cuestas prolongadas. Llego a la capital de Asturias sobre las tres de la tarde. El impresionante tráfico me desalienta por lo que decido abandonarla con prontitud. Para ello tomo la N-634 que va a Santander y voy dejando atrás Colloto, La Sierra, Barreda, Nora. Aquí un puente medieval me invita a detener mis pasos y a hacer alguna foto.
Prosigo el camino y me desvío hacia Noreña por otra carretera comarcal. El firme es bueno y las vistas son magníficas.
Me voy acercando al mar. Llantones, Mareo de Arriba y finalmente Gijón. Enseguida me dirijo a la playa y en el trayecto por la ciudad localizo pronto la estación de ferrocarril de RENFE y junto a ella la de FEVE. Fotografío el paseo marítimo
y pensando que ya volveré otro día más tranquilo y en tren decido alejarme unos kilómetros de la ciudad para acampar en algún camping costero más hacia el oeste. El Espíritu me lleva a Candás por una carretera autonómica que va por el interior: Veriña, Granda, Albandí, Perlora y ¡por fin! Candás. Son las siete de la tarde y tras acampar me da tiempo a darme un baño en el mar. El camping Perlora está situado a la orilla del mar, sobre un acantilado. Las vistas y la sensación son espléndidas.
¡Qué bendición de Dios! El Señor pone gozo en mi corazón.
Luego voy a tomar los últimos rayos del sol al malecón, sobre unas piedras, como hace el resto de bañistas.
Me he quedado algo frío y decido ir al camping a ducharme, a cenar austeramente y a descansar. Tengo motivos para darle a Dios muchas gracias. Antes de acostarme en el saco, miro el mapa y veo que tengo bastante fácil ir en tren a La Vega Riosa para subir desde allí al Angliru mañana. Pero antes he de ir a Gijón a informarme bien de horarios de vuelta a Vitoria-Gasteiz. Dios dirá. Mañana será otro día, si Dios quiere. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal (Mateo 6:34).
27 de agosto (jueves)
Amanece un día soleado. Tras desayunar me doy un paseo hasta la estación de FEVE de Perlora; un operario me informa de horarios para ir a Gijón. Luego voy al pueblo de Candás y, tras comprar algo de comida y unos regalos para mi hija Oihana y mi hijo Danel y hacer algunas fotos,
decido coger el tren a Gijón; son apenas quince minutos. Mientras espero en el apeadero, observo a un ataviado ciclista entrado en años muy simpático y extrovertido que habla espontáneamente con una adolescente. Al parecer, no se conocen pero charlando se dan cuenta de que tienen conocidos comunes en el pueblo. Al venir el tren se despiden con besos y, como yo, el ciclista entra con su bicicleta para ir a Gijón. Me pongo a charlar con él y me informa de lo que puedo hacer para subir el Angliru. Se llama Fernando González, está cansado y se va durmiendo. Aún así, me da sus señas para que le escriba cuando quiera: "C/ Marqués de San Esteban, nº XXXXX 33206 Gijón". Me dice que "conozco a una peña ciclista de Vitoria-Gasteiz con la que solemos hacer intercambios". En Gijón me informo bien en la estación de RENFE para volver a casa. Al parecer, no tengo posibilidad de coger trenes regionales el fin de semana, tan sólo los días laborables. Veo desvanecerse ante mí la ocasión de subir al Angliru. Otra vez será. La verdad es que mi musculatura y tendones ya están tocados después de los kilómetros rodados. Compro los billetes de tren y me vuelvo a Candás. Mañana me espera un día largo de tren. He de madrugar para coger a las seis y media de la mañana un tren de FEVE de Candás a Gijón. En Gijón y con sólo diez minutos de intervalo he de coger un tren de cercanías de RENFE que me lleve a León. En León tengo que coger a las 13:20 un tren regional a Palencia y en Palencia otro a las 16:29 que me lleve ¡por fin! a Vitoria-Gasteiz. Dejo todo en manos del Señor y me pongo a pensar en la deliciosa tarde de asueto que me espera en la playa de Candás. Me baño y me baño una y otra vez. Entre baño y baño mis pensamientos intentan recapitular lo que ha sido el enriquecedor viaje y agradezco a Dios todas sus bendiciones. ¡Cuán Glorioso eres Señor! Ya al meterse el sol me retiro al camping a ducharme y hago alguna foto.
Tras la ducha me visto y opto por ir a cenar a alguna de las sidrerías del pueblo; creo que merezco este regalito gastronómico. En el paseo no me resisto a fotografiar el pueblo de lejos.
Las terrazas de los restaurantes del puerto están abarrotadas de turistas. Yo prefiero explorar internándome por el pueblo hasta que en la calle Rufo Rendueles 4, gracias a Dios encuentro una que ¡milagro! está casi vacía: Sidrería El Muelle.
Tan sólo algún cliente del pueblo apurando su sidra en la barra. Entro y me dejo asesorar por el camarero y dueño: "Rodajas de calamares rebozados, parrochas (sardinas pescadas en la zona), botella de sidra, pan y café". Doy gracias a Dios por este banquete y disfruto de lo lindo. Se trata de un local relativamente pequeño, pero muy agradable. Se encuentra decorado con motivos marineros: redes, nudos, fotos de barcos... Es un establecimiento que resulta muy agradable y acogedor. La carta es bastante amplia. El Muelle es un buen lugar donde ir a comer o cenar de tapas por un buen precio. La sidrería es familiar; tan sólo se hallan en ella el joven dueño, que me sirve atento y amigable, su esposa y su hija de cinco o seis años, quien mientras yo ceno se dedica a dibujar lo que su padre le va sugiriendo: "Ahora vas a pintar un prado con ovejas, el sol y nubes en el cielo". Yo ya he terminado y después de pagar la cuenta y despedirme agradecido del dueño me dirijo a la mesa donde está su hija. Le pregunto si me deja ayudarle a pintar una oveja y me contesta afirmativamente. Como hiciera el protagonista de Saint-Exupéry, yo le dibujo una caja con agujeros respiraderos y le sugiero que le diga a su padre que la oveja está dentro de la caja, pero que no se ve. Ella me mira con intriga y me asegura que se lo va a decir a su padre. Nos despedimos con una sonrisa. De vuelta al camping ya es de noche y siento el efecto de la botella de sidra. Dejo todo preparado en la tienda de campaña para madrugar y partir al día siguiente. He puesto el despertador a las 5:00 h pero a eso de las 3:00 me despiertan los ronquidos de un campista que duerme justo en la parcela contigua a la mía. Pienso que es el despertador que me ha puesto el Señor, por si falla el mío. Como el ruido me impide conciliar el sueño, me levanto, recojo la tienda y me voy al servicio. Me encuentro con el vigilante del camping con el que me pongo a charlar. Se llama Ramón. Comentamos lo de los ronquidos del campista y Ramón me hace señas de que le acerque mi oído y me dice en voz muy baja: "Parece un jabalí". Reímos los dos. Luego me comenta que "yo vengo todos los días a trabajar en tren pues no tengo coche". Ramón es de mi edad más o menos e intuyo que es como un ángel de Dios. Me da conversación e indicaciones para ir a la estación de Perlora. A Ramón le encanta la lectura y le parece formidable el viaje que yo he hecho. Él también suele leer libros de viajes. Nos despedimos con un fuerte apretón de manos y con cierto brillo en nuestros ojos. Es cierto que aún pueden encontrarse hombres humildes en esta sociedad. Ramón es uno de ellos. A las 6:30 cojo puntual el tren de FEVE que me lleva a Gijón. En cinco minutos tengo que cambiar de andén y comprar el billete del tren de cercanías que me conduce a León. El resto del regreso transcurre con tranquilidad gracias a Dios. En León aprovecho para desayunar y en Palencia para comer. A las siete de la tarde aproximadamente llego a Vitoria-Gasteiz y voy en bici a casa. ¡Gracias por guardarme Jehová!
19 al 28 de agosto de 2009 Vitoria-Gasteiz
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